Besteiro se apunta de nuevo a la batalla de primarias del PSdeG

Domingos Sampedro
domingos sampedro SANTIAGO / LA VOZ

GALICIA

emilio moldes

El ex secretario xeral impulsó a Villoslada desde la trastienda tras retirarle su confianza a Leiceaga

06 ago 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Hace año y medio que José Ramón Gómez Besteiro tuvo que tirar la toalla como secretario xeral del PSdeG para evitarle un daño innecesario al partido con su rosario de imputaciones judiciales en los casos Garañón y Pulpo. Se fue abatido. Dejó su despacho en la rúa de O Pino, pero supo guardar las llaves de la sala de máquinas, pues continuó moviendo los hilos de la organización desde la trastienda con el sostén de sus más fieles colaboradores: Pilar Cancela, González Formoso y Lucho Lago, que a la vez eran los números dos, tres y cuatro de su ejecutiva, a los que Besteiro aupó a las presidencias de la gestora del PSdeG, de la Diputación de A Coruña y al aparato político en Lugo.

En esta eficiente alianza reside el poder de la persona que se autoproclamó con acierto «o fillo das primarias», pues Besteiro fue el primer líder orgánico del PSOE elegido por los militantes. Ocurrió en el 2013, un año antes de que se empezara a hablar de Pedro Sánchez. Y el lucense le tomó tan bien la medida al nuevo procedimiento que incluso ganó primarias sin competir en primera persona. Suya fue la operación para convertir en candidato a la Xunta a Leiceaga, un economista solvente y de carácter huidizo, con quien Besteiro logró doblarle el pulso a la entente formada por Abel Caballero, José Blanco, Pachi Vázquez y tantos otros en torno a Méndez Romeu.

No obstante, la fractura en el lado ganador no tardó en producirse. El enfriamiento de la relación entre Besteiro y Leiceaga fue directamente proporcional a las reticencias del segundo a vivir tutelado desde las sombras. El expresidente de la Diputación de Lugo intentó desembarazarse del candidato al que había patrocinado solo unos meses antes promoviendo al lucense Luis Álvarez a la portavocía del Parlamento. Pero la negativa de este a prestarse a la operación acabó desactivándola y sacó a relucir las intenciones de unos y otros. 

La opción fallida de Formoso

Así que estaba cantado que en las nuevas primarias, previstas para el 8 de octubre, Besteiro no iba a remar del lado de Leiceaga. Hasta última hora estuvo esperando el lucense a que su buen amigo González Formoso diera un paso al frente, que Abel Caballero, Blanco y sus aliados tradicionales verían con buenos ojos. En cambio, el alcalde de As Pontes dijo «no» y obligó a buscar de emergencia un nuevo perfil capaz de orillar a Leiceaga y contener el ascenso de Gonzalo Caballero.

De inmediato las miradas de Besteiro y sus hacedores se giraron hacia Juan Díaz Villoslada, un diputado novel, sin pasado orgánico y probablemente más dúctil, al que los besteiristas, si no les fallan las cuentas, están en condiciones de hacer ganador para conservar la influencia política desde la trastienda del partido. 

Gonzalo Caballero ya había saltado a la arena, haciendo suyo el discurso sanchista de candidato de las bases, y Leiceaga ya empezaba a conformar su candidatura cuando se lanza el nombre de Villoslada y, en paralelo, los artífices de la operación se embarcan en una ronda de visitas institucionales para recabar apoyos.

Pilar Cancela, como miembro de la ejecutiva federal del PSOE, empieza a tocar a algunas puertas, como la alcaldía de Ponte Caldelas, Formoso mueve fichas en A Coruña y Besteiro se planta en Vigo para explorar el apoyo de Abel Caballero, que podría ser decisivo. No lo consigue, según fuentes conocedoras de dichos contactos, pues tras los últimos reveses orgánicos, el alcalde de Vigo ha optado esta vez por mantenerse neutral.

La partida de las primarias del PSdeG está abierta. Será un juego a tres, pero todo indica que el proceso se acabará decantando -como ocurrió con las primarias gallegas del 2016- en un pacto de dos contra uno, que en gran medida vendrá determinados por la recogida de avales del 20 de septiembre.