Luís Villares reduce a «críticas construtivas» el desafío de poder de los alcaldes

Juan María Capeáns Garrido
juan capeáns SANTIAGO / LA VOZ

GALICIA

PACO RODRÍGUEZ

El líder de En Marea quiso suavizar posiciones con vistas al inminente plenario de julio

06 jul 2017 . Actualizado a las 00:40 h.

En Marea puso hace un año el carro antes que los bueyes y ahora lo está pagando. Las urgencias electorales del pasado verano obligaron al entonces denominado «espazo de confluencia» a elegir candidato sin una estructura de partido definida, pero a pesar de ello los tres alcaldes de las ciudades coruñesas consiguieron reunir sin ensamblar las piezas necesarias para poner a andar un proyecto autonómico con el exmagistrado Luís Villares como cabeza visible.

A ese candidato, ahora portavoz de En Marea en el Parlamento, le suponían capacidades de aunar consensos, pero llegado el momento acaparó también el poder orgánico y ahora se está viendo en la singular tesitura de ofrecer cobijo en las corrientes que lo auparon y que se resisten a entrar en una asamblea que les resulta extraña.

Alternativa al portavoz

La negativa de los críticos de Anova, Podemos, Esquerda Unida y Marea Atlántica a incorporarse a una coordinadora que pasaría de 11 a 15 miembros se puede interpretar como un rechazo completo a la actual configuración y a un intento de activar una alternativa de poder, de ahí que Luís Villares haya insistido ayer desde Lugo en que su mano sigue tendida para evitar un descosido mayor del ya existente. El líder de En Marea quiso suavizar posiciones con vistas al inminente plenario de julio y redujo las últimas declaraciones y movimientos a «críticas construtivas», producto de un partido muy joven en evolución pero que en cuestión de once meses ha mudado por completo sus rostros visibles. Y ese es precisamente el reproche que hacen los regidores, que rechazan en público la etiqueta de fundadores pero que ahora se ven desplazados del núcleo de decisión.

Villares pretende darle normalidad a la tensa situación y por eso ha pedido a todas las partes que participen activamente en el plenario, el espacio orgánico para «render contas» que se convertiría en una pantomima si no aborda las incomodidades de miembros clave de las mareas, de ahí que haya llamado a la acción a «todo o mundo».