El PP pone a prueba la cohesión de En Marea

Domingos Sampedro
domingos sampedro SANTIAGO / LA VOZ

GALICIA

XOAN A. SOLER

Exprimen al máximo la polémica con la líder gallega de Podemos para tratar de desestabilizar al grupo de Villares

12 mar 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Durante la negociación de la reforma del Estatuto de Autonomía, a finales del 2006, Feijoo llegó a ofrecerle a Touriño un pacto a dos con el fin de sacar el texto adelante. El planteamiento era una voladura controlada del Gobierno bipartito, pues aunque un acuerdo de esta índole tenía asegurado el apoyo del 80 % del Parlamento, era inasumible para la otra pata del Ejecutivo, el BNG, que convirtió a Touriño en presidente de la Xunta. El órdago lanzado por el entonces jefe de la oposición no tuvo recorrido, pero muestra mucho de la impronta de Feijoo, el gran zapador de la política gallega, astuto en la tarea de explotar las fisuras de sus adversarios para afianzarse a costa de su debilitamiento.

Una vez instalado en la Xunta, el líder del PP siguió utilizando la misma táctica. Intentó desactivar al BNG con sus tensiones internas o recordándole su apoyo a los presupuestos de Zapatero -todavía lo hace ahora-; trató con guante de seda a la primera diputada escindida de AGE para avivar las contradicciones del grupo de Beiras y, cuando el peleón Pachi Vázquez azotaba al Gobierno, Feijoo le soltaba frases como esta: «Aprobamos desbloquear o AVE coa parte intelixente do PSOE». Se lo espetó en una ocasión en el Parlamento, minusvalorando al de O Carballiño frente al ministro José Blanco.

Feijoo volvió a ejercer de zapador esta semana y su objetivo fue En Marea. Los populares aprovecharon el error cometido por Carmen Santos, al publicar un comentario en las redes sociales en el que parecía sugerir que los «señores» del PP asesinan a mujeres y reivindicaba que no lo siguieran haciendo, para tensar las costuras de una formación política tan heterodoxa.

Todo el PP reaccionó al toque de tambor exigiendo una petición de disculpas por el comentario de la número uno de Podemos Galicia, pero a quien se la pidieron fue a Luís Villares, portavoz parlamentario de En Marea, sabedores de que la diversidad de siglas que cohabita en este grupo y los delicados equilibrios internos complican que un diputado pueda hablar en nombre de otro sin pisar cristales. «Non pretenderá que lle diga a unha muller o que ten que facer», respondió Villares, dejando entrever que, en realidad, no tiene mando orgánico alguno para desautorizar a Carmen Santos por algo que hizo fuera de su estricta labor parlamentaria.

Todos los diputados del PP cumplieron con el ritual de exigir disculpas por las «calumnias» de Santos e incluso se echaron al monte abandonando el pleno de O Hórreo cuando intervino la líder de Podemos. Y la vida interna de En Marea empezó a bullir entre los que entienden que Santos debería aclararse, los que la abrazaban para trasladarle afecto o los que no se atrevían a mirarla a la cara.

Claro que al PP se le desmoronó su estrategia enseguida. El alcalde de Noia, Santiago Freire, un hombre que tiene la sensibilidad de un veterinario, profesión a la que se dedicó tanto tiempo, cambió la orientación de los focos al decir eso de que la mujer es capaz de sangrar sin cortarse o de tocar las narices sin acercarse. Fueron rápidos en el PP al desautorizarlo. Pero el alcalde puede quedar estigmatizado para siempre y la campaña para desestabilizar En Marea va a tener que buscarse nuevos argumentos.