Proyectos del Plan E que costaron casi diez millones nunca han funcionado

Juan María Capeáns Garrido
Juan Capeáns SANTIAGO / LA VOZ

GALICIA

Galicia suma una decena de ejemplos de fondos públicos despilfarrados por falta de criterio político y técnico

11 dic 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Es imposible saber qué hubiera sido de España sin el Plan para el Estímulo de la Economía y el Empleo, más conocido como Plan E, pero ocho años después de que el Gobierno presidido por José Luis Rodríguez Zapatero lo presentara como el bálsamo para frenar el galopante desempleo que acechaba a todo el país, sí se pueden medir sus desmanes. La iniciativa del Gobierno central consistió en traspasar a otras administraciones, mayormente ayuntamientos, una gran cantidad de millones -13.000 en dos fases- para destinar a proyectos que generasen empleo y dinamismo empresarial en un sector, el de la construcción, que se iba a pique sin remedio.

El catálogo de disparates propiciados por las prisas y la falta de planificación de los alcaldes alcanzó a municipios gallegos de distinto tamaño y color político, y aunque el Tribunal de Cuentas ya alertó en el 2013 de que en Galicia se habían producido 647 irregularidades en la ejecución de las obras, una decena se llevan la palma por haberse revelado completamente inútiles. En total suman un coste que ronda los diez millones de euros.

Spa sin clientes, wifi apagada

En Ourense el gobierno socialista de Francisco Rodríguez pensó en su día que en la ciudad de las aguas termales era una buena idea montar un spa en el pabellón de Os Remedios. Según el propio Concello, a día de hoy la recaudación mensual de estas instalaciones ronda los 200 euros -hay que ser socio y además pagar dos euros a mayores-, así que se puede deducir que abre sus puertas para atender a cinco personas al día. El mantenimiento es mucho más elevado de lo que se recauda, sin tener en cuenta que la inversión inicial fue de un millón de euros.

Pero al menos alguien lo utiliza, porque en la misma ciudad se destinó otro millón de euros para implantar la red wifi en espacios públicos, tanto en el centro como en núcleos rurales. La nueva tecnología generó curiosidad al principio, pero los cambios en los hábitos de consumo y los problemas de la empresa concesionaria (Gowex) acabaron con el proyecto en vía muerta. Ahora está apagada.

El caso más sangrante de Ferrol tuvo menor impacto económico, pero fue igualmente sonado. Los 188.000 euros destinados a bolardos retráctiles que deberían servir para controlar la entrada de coches en el barrio de A Magdalena nunca asomaron la cabeza. El objetivo del exregidor Vicente Irisarri (PSOE) era reforzar el carácter peatonal de las calles María, Real y Magdalena desde la plaza de España y se instalaron en el 2010, pero nunca funcionaron. El paso del tiempo y el vandalismo dejaron inservible la inversión, por lo que el Ayuntamiento decidió retirarlos.

En Vila de Cruces, el histórico alcalde popular Jesús Otro optó por emplear 300.000 euros en un centro de innovación sobre el gallo de corral. Tan pretencioso nombre se correspondió con un coqueto edificio que a día de hoy ni tiene accesos, ni equipamiento, ni un proyecto definido

Chapuzas técnicas

Las chapuzas no fueron solo por las ocurrencias políticas, también hubo frivolidades técnicas. En el municipio coruñés de Negreira se destinaron 18.000 euros a construir un área recreativa en la parroquia de A Pena, pero pasados los años fue otra administración, Augas de Galicia, la que ordenó su derribo. El motivo fue la canalización sin permiso de un regato sobre un terreno que figuraba a nombre de un vecino, mientras que el gobierno local -socialista- sostenía que se trataba de una masa común. El Concello, que se llevó una multa de 2.000 euros por la tropelía urbanística, acabó retirando los bancos, las mesas y las farolas, que colocó en otros lugares.

Muy cerca, Ames, como concello más pujante del área de Santiago, necesitaba un cementerio municipal. Por eso su construcción, que costó 1,7 millones, se hizo con cargo a las dos convocatorias del Plan E. Los problemas con la ejecución del proyecto, unidos al deterioro tras varios años de cierre, han provocado que el camposanto necesite una costosa puesta a punto, que ahora financia la Diputación, y que en breve estará adjudicada.