La incertidumbre por la desaparición de la joven lo invade todo en A Pobra y los vecinos hacen sus cábalas. Sigue aquí toda la información de la desaparición de la joven madrileña
04 sep 2016 . Actualizado a las 22:44 h.Amanece en el municipio de A Pobra do Caramiñal e impera la calma. Una tranquilidad que se ve alterada cuando los vecinos despiertan, salen a la calle y leen nuevas informaciones sobre el misterioso caso que tiene al pueblo desconcertado y en vilo desde hace ya dos semanas. Los ciudadanos están preocupados por la desaparición de Diana Quere pero, a medida que pasan los días y conocen novedades del suceso el caso se les parece más a un relato de novela negra. «Esta desaparición non ten pés nin cabeza. É todo moi raro. A maneira de actuar dos pais non nos parece normal. Oxalá nos equivoquemos pero isto pinta mal». Es lo que opina la mayoría de los vecinos ante un caso para el que desean un buen desenlace.
Pasadas las siete y media de la mañana las persianas de algunos hogares empiezan a levantarse y los primeros deportistas salen a su caminata diaria. Justamente la ruta de muchos se inicia en el paseo marítimo y coincide con el recorrido que supuestamente haría Diana Quer la madrugada del lunes tras regresar de la fiesta de O Carme dos Pincheiros hasta su casa de O Xobre-Cabío. «Que una chavala se atreva a hacer sola y de noche este trayecto me sorprendió muchísimo. Si yo soy su familia, desde luego que no la dejo venir sola ni loco», manifestó un madrileño que lleva veraneando en esta localidad coruñesa hace más de 40 años. «Non entendo como a deixaron vir sola por aquí. A iluminación é escasa, nunha parte do traxecto atópanse antigas fábricas da salazón e de madeira e unha discoteca en ruínas», comentaba otro caminante, que emprendía su paseo diario desde la pizzería donde un primer testigo dijo ver a la joven la madrugada del lunes. «Vivo en Xobre, preto do seu chalé. Coñecíaas de vista pero non tiña trato con elas. Dígoche unha cousa. Son home e teño os meus anos pero recoñezo que non me atrevo a ir andando ata alí de noite. Nos mundos de hoxe pasan moitas cousas raras e non se pode andar arriscando», relataba el varón.
Y mientras los primeros deportistas seguían su camino, justo en el que no apareció ni una pista de la joven madrileña, el resto del pueblo va despertando con la presencia de los medios de comunicación y bajo la sombra del misterio.
Mucha especulación
Las cafeterías y bares abren sus puertas y los primeros clientes desayunan con las nuevas informaciones. Es aquí donde arrancan la mayoría de las especulaciones. «¿Ves, Carlos? Cada día una novedad diferente sobre el tema. Ya no sabe uno lo que pensar», le comentaba un hombre a otro mientras tomaba un café y le mostraba la página del periódico. «¿Quién sabe lo que pasó aquí? A lo mejor la chica se fue porque quiso, pero después se complicó el tema», le respondía este segundo. «¡O imagínate que la chica marchase por su propia voluntad con alguien! Cambia de look, su forma de vestir y arreglarse y te digo yo que no se reconoce», opinaba otra señora que se encontraba en el bar. «Pues a mí la madre me da que pensar. Esa mirada perdida que tiene no me gusta. Por su parte, el padre no me da mala espina pero sin embargo creo que no dice todo lo que sabe... Quizá tenga que callarse», le contestaba otra señora. «Deitámonos cunhas novas e despertámonos con outras. Cada día unha cousa diferente e máis rara pero o caso é que da rapaza non se sabe nada e iso é o que de verdade importa», decía otro cliente. Según manifestaba minutos después el camarero del establecimiento hostelero, situado en la alameda, esta es la tónica predominante desde la desaparición de la joven. «A raíz de cada noticia nueva empiezan la rumorología y las cábalas», confesaba.
Horas más tarde, los pequeños negocios empiezan a subir la verja. Cada propietario atiende a sus obligaciones al tiempo que conversa con el cliente. En medio del saludo y de la compra y venta, el tema candente. «Es un pueblo muy pequeño, donde todos nos conocemos y un caso de estos es una auténtica revolución», explicaba una mujer que se dirigía a la panadería. Otros vecinos acudían al supermercado, hacían sus gestiones en el banco y entre esas, paradas y conversaciones con sus paisanos. «É moi extraño que a rapaza marchara «así por así». A nai trata de mostrarse un tanto altiva. O outro día estaba comendo un bocadillo e bebendo nun bar... quizáis para intentar desconectar», contaba una vecina que decía haber visto a la progenitora con su hija mayor y dos hombres en la terraza de un bar del centro reprochándole algo. «Pode que aquí haxa gato encerrado pero a saber o que pasa. En tódalas casas acontecen cousas e de portas para dentro cada un sabe o seu», opinaba otra mujer. «Esto recórdame a desaparición da nena Madeleine McCann. Pais que aparentan ter un bo status económico, que lles gusta ensinarse públicamente... Parece que non contan todo o que saben», decía una mujer, que recordaba el cargo del padre de la familia.
Otras desapariciones
La ausencia de Diana Quer hace recordar otros casos sucedidos en el pueblo. «Fai uns oito anos desapareceu xunto o camiño da igrexa un señor que se chamaba Antonio. Era un home que tiña mais de 80 anos e tódolos días saía a camiñar co seu bastón. Desapareceu, andivérono buscando, pero nin rastro», recordaba un hombre que salía con su nieta a dar un paseo.
Aunque ya han pasado catorce días desde la desaparición Diana Quer, en las calles del centro todavía permanecen carteles con su fotografía. El pueblo espera novedades sobre su paradero pero las nuevas informaciones justamente provocan una mayor confusión entre todos sus habitantes. Se acuestan sin respuesta a su principal pregunta -¿dónde está Diana?- y a expensas de lo que leerán al día siguiente. Viven envueltos por un misterio del que esperan un rápido y positivo esclarecimiento.
«Es un pueblo muy pequeño donde un caso de estos es una auténtica revolución»