Exámenes a prueba de copia

Tamara Montero
tamara montero REDACCIÓN / LA VOZ

GALICIA

JORGE PARRI

Los móviles y otros dispositivos empiezan a estar vetados en las aulas para evitar que los estudiantes copien

08 jun 2016 . Actualizado a las 15:35 h.

Hoy el es día. Casi 11.200 estudiantes gallegos, en diez localidades, se enfrentan a la última selectividad, una prueba de acceso a la universidad que, si la Lomce sigue en vigor tras las elecciones del 26J, será sustituida el próximo año por una reválida. Los nervios, los olvidos de las pegatinas y del carné de identidad suelen ser las únicas anécdotas de unas jornadas que transcurren con normalidad en todas las comisiones delegadas para la realización de los exámenes. Pero no siempre. Los profesores encargados de vigilar el desarrollo de las pruebas se han encontrado en alguna ocasión con algún estudiante que intenta copiar. Y algunos van tan preparados que hasta se han encontrado alumnos intentando utilizar el sistema del pinganillo -un auricular colocado en la oreja mediante el que otra persona le va diciendo las respuestas-. Ocurrió en la convocatoria de junio del 2014. Casos aislados, dicen desde la CIUG, encargada del desarrollo de las pruebas. Para evitar tentaciones, además de contar con los profesores encargados de vigilar en cada una de las aulas, está prohibido que los alumnos accedan con teléfonos móviles o calculadoras programables. Un bolígrafo y sobre todo mucha tranquilidad es suficiente para salir airoso de los exámenes.

Compromiso ético

Pero la tentación de copiar no termina con la enseñanza secundaria. También hay universitarios que intentan ir por la vía fácil, y por eso las universidades gallegas establecen mecanismos para evitar que los alumnos utilicen las mil y una artes de la copia que generaciones de alumnos han ido inventando. Tanto en Vigo como en A Coruña y en Santiago son los profesores los que se encargan de la vigilancia de los exámenes y también tienen libertad para escoger qué tipo de mecanismos utilizan para evitar que sus alumnos copien.

«Non temos un mecanismo fóra do normal, como é o control do profesor na aula». Lo explica el vicerrector de Comunicación de la USC, Xosé Pereira, que añade que «cada facultade ten certo marxe para adaptarse ás súas circunstancias». Es lo mismo que ocurre en la Universidade de Vigo. La vicerrectora de Estudiantes, Dolores González, explica que son los profesores los que deciden como organizar los exámenes, pero por lo general, deben dejar mochilas, estuches, carpetas y teléfonos móviles antes de sentarse, aunque esto depende de la materia y de lo que necesiten para completar la prueba. Y hay docentes, por ejemplo, que no dejan a los alumnos ni siquiera llevar folios. Se los proporcionan ellos mismos. Otra opción son los folios con el cuño de la universidad, lo que permite eliminar la posibilidad del cambiazo.

La Universidade de Vigo ha dado un paso más en lo que a honestidad académica se refiere. El año pasado redactó un código ético que deben firmar todos los estudiantes cuando se matriculan y en el que se comprometen a «actuar de modo honesto e ético» en todas las actividades. En lo que a exámenes y trabajos se refiere, se comprometen a «non utilizar ningún medio nin dispositivo non autorizado, a non aproveitarme do traballo de outros e a non recibir axudar non autorizada sexa cal sexa o medio utilizado».

La normativa de la Universidade da Coruña ya impide el acceso «con instrumentos electrónicos ou dispositivos móbiles acesos, non expresamente autorizados polo profesorado responsable». Solo el hecho de acceder a un examen con un dispositivo electrónico puede suponer la expulsión del estudiante que, obviamente, está suspenso.

La consecuencia es la expulsión de la prueba y una calificación de un cero en el examen

Ojo con la tentación. Porque el vicepresidente de la CIUG, Pedro Armas, avisa de que la consecuencia de copiar en el examen de selectividad es un cero de calificación y la expulsión de la prueba. Básicamente, la misma consecuencia que la normativa de evaluación establece en la Universidade da Coruña, que dice que en el caso de detectarse un comportamiento impropio por parte de algún alumno, además de la expulsión, «redactarase unha acta cos motivos, que se enviará ao decano ou director xunto coas verificacións documentais que estime oportunas para a súa valoración».

Una normativa, sin embargo, más laxa que la china. Desde este año, el código penal contempla como delito copiar en sus pruebas de acceso a la universidad con penas de hasta siete años de cárcel. La filtración de las preguntas de la prueba se considera un delito grave, ya que el contenido de los exámenes es secreto de Estado.