Denunciado el dueño de una granja en la que se pudrían 39 vacas muertas

Carlos Cortés
carlos cortés CHANTADA / LA VOZ

GALICIA

Cadáveres. En la foto de arriba, cuerpos de vacas muertas en distintos puntos del interior de la explotación ganadera. Y en la de abajo, dos de las reses supervivientes, que ayer pastaban con signos de desnutrición en el terreno situado tras esta granja de la parroquia chantadina de San Pedro de Viana.
Cadáveres. En la foto de arriba, cuerpos de vacas muertas en distintos puntos del interior de la explotación ganadera. Y en la de abajo, dos de las reses supervivientes, que ayer pastaban con signos de desnutrición en el terreno situado tras esta granja de la parroquia chantadina de San Pedro de Viana. GUARDIA CIVIL / ROI FERNÁNDEZ

Quedaban 24 con vida, pero están escasamente alimentadas y mal atendidas

22 abr 2016 . Actualizado a las 10:46 h.

Una granja de vacas de Chantada fue inmovilizada por la Guardia Civil después de que agentes de este cuerpo encontrasen en su interior esqueletos y cadáveres en descomposición de cerca de cuarenta reses muertas. Otros veinte ejemplares, adultos y crías, sobrevivían mal alimentados y en un estado físico que los agentes del Servicio de Protección a la Naturaleza (Seprona) que entraron en la granja califican de «lamentable». El juzgado de Chantada investiga el caso. El dueño de esta explotación ganadera es sospechoso de un delito de maltrato animal.

La investigación lleva más de una semana abierta, pero hasta ayer no hubo información oficial al respecto. Según la Comandancia de la Guardia Civil de Lugo, agentes del Seprona con base en Monforte se presentaron en esta granja, situada en la parroquia de San Pedro de Viana, tras haber recibido informaciones que apuntaban a que allí se estaba produciendo una mortandad de ganado inusualmente alta.

Siempre según la Guardia Civil, los agentes se encontraron 24 vacas frisonas de diferentes edades de «aspecto famélico y extrema delgadez, con heridas abiertas en todo el cuerpo». A unos trescientos metros encontraron junto a la casa del ganadero, en la aldea de Axulfe, otras cuatro vacas amarradas a una estructura metálica, con heridas y con signos de desnutrición.

Dentro de la nave de la granja se pudrían restos de esqueletos y cadáveres a medio descomponer semienterrados en una capa de abono de algo más de medio metro de espesor. Al fondo del pasillo de alimentación había además dos sacos de tela de mil kilos de capacidad cada uno y llenos de abono y restos óseos y putrefactos. Otros cadáveres de reses en diferentes grados de descomposición se encontraban en el pastizal situado tras la nave.

La hierba que crece en ese terreno de alrededor de 5.000 metros cuadrados de superficie era al parecer el único alimento que quedaba en la granja. Los silos para el forraje vegetal estaban vacíos y la Guardia Civil cree que su contenido se terminó el pasado mes de febrero. El depósito de almacenaje de pienso tampoco tenía nada. No había ningún bolo de hierba seca ni ningún otro tipo de alimento, al margen del prado.

En la documentación de la granja constan registradas 63 reses productoras de leche. Según el recuento efectuado por la Guardia Civil, 39 ejemplares adultos y jóvenes y al menos un ternero de corta edad murieron allí en un período aún por determinar con exactitud.

La Voz intentó preguntar al ganadero o a sus familiares por lo que había sucedido, pero no quisieron hacer declaraciones. El propietario, un hombre de mediana edad, lleva toda su vida dedicándose a la ganadería. Según las fuentes consultadas, hace aproximadamente un año sufrió un accidente que le dejó secuelas físicas. Desde entonces tiene que utilizar muletas, lo que le dificulta el trabajo. La granja se encuentra en el corazón de una comarca de fuerte implantación ganadera y muy golpeada por la crisis del mercado de la leche.