El conselleiro de Cultura de los últimos gobiernos de Fraga desapareció de la vida pública tras la llegada de Feijoo a Monte Pío, en el 2009
16 ago 2015 . Actualizado a las 05:00 h.La Ciudad de la Cultura tuvo dos arquitectos. Uno es el norteamericano Peter Eisenman, artífice del gran cascarón, el que tradujo la visión al plano. Y el otro es quien le susurraba al oído cada idea, cada cambio hecho sobre la marcha. Esa persona es Jesús Pérez Varela, conselleiro de Cultura de visión megalómana y factótum de los últimos gobiernos de Fraga. En un encuentro mantenido con Eisenman en Nueva York, en el 2001, llegó a pedirle que modificara el plan inicial para darle «más amplitud al Hall» del Teatro de la Ópera y que se las arreglara como fuera para que la biblioteca estuviera a la altura «del Alcázar de Toledo» y exhibiera en sus paredes un millón de libros, entre los que deberían figuran centenares de «ediciones príncipe e incunables».
Poco más se supo de Pérez Varela desde que, en el 2007, compareció ante la comisión de investigación de la Ciudad de la Cultura. Aquel día se defendió al borde del llanto ante Carlos Aymerich, entonces portavoz del BNG, que trató al exconselleiro como un delincuente, desgranando todos los negocios en los que participaban Pérez Varela y su gente de gabinete, con el Gaiás y la CRTVG en el centro de todo.
La comisión del Gaiás echó el cierre con el acuerdo de remitir las conclusiones a la Fiscalía con el fin de que investigara las posibles irregularidades, algo que no dejaba indemne a Pérez Varela.
Entre Ecuador y Nueva York
Fue a partir de ese momento cuando el exconselleiro desapareció de la vida pública. La llegada de Feijoo a Monte Pío, en el 2009, lo puso fuera del consejo de la CRTVG, si bien pidió la reincorporación a la Xunta -era titular de la única plaza de funcionario para periodistas que había en la Administración gallega- al objeto de completar los meses que le faltaban para jubilarse y poder marcharse tranquilamente a Ecuador, país en el que residió una larga temporada, y a Nueva York, donde vive su hijo mayor, Ignacio, al que Pérez Varela logró emplear en la Oficina de Turismo de España en la gran manzana, cuando la misma la dirigía Álvaro Renedo, amigo personal del exconselleiro, que en su día dirigió Telemadrid.
Nueva York está en la geografía personal de Pérez Varela. Le gusta ir allí a mimar a su nieto, aunque donde más cómodo parece encontrarse es en Ecuador. Se mudó a este país buscando tranquilidad e inspiración, atraído por su buen amigo Francisco Campos, el principal director general de la CRTVG del fraguismo, y que ejerce de profesor en la Universidad Técnica Particular de Loja (UTPL), que colabora con la Universidade de Santiago.
Últimamente, Pérez Varela hizo base en la ciudad portuaria de Manta, llegó a participar como colaborador en cursos universitarios en Ecuador y hay quien lo sitúa también en Costa Rica. Su negocios inmobiliarios y de patrocinios los traspasó a sus hijos y a su mujer en el 2013. A quien quiera escucharlo, le repite que está escribiendo dos libros, uno sobre Fraga. Este verano se dejó ver por su caserío en la parroquia de Agar (A Estrada) y por Santiago. Pero con discreción. Ya no es el Pérez Varela de antaño. Aquel que comandaba así el exquisito Moët & Chandon: «Tráeme unha botella de champú».