La viuda del holandés asesinado: «No tengo miedo, los problemas eran con Martin»

María Cobas Vázquez
M. COBAS O BARCO / LA VOZ

GALICIA

Santi M. Amil

Margo Pool, que dice estar tranquila en Santoalla (Petín), recela de la autoría de la muerte de su marido: «Carlos es un niño; no entiendo nada»

04 dic 2014 . Actualizado a las 15:24 h.

«Carlos es un niño nada más». Es lo primero que dice Margo Pool, la viuda de Martin Verfondern, sobre el autor confeso del homicida de su marido, Juan Carlos Rodríguez, que desde el pasado martes está en prisión preventiva. Carlos tiene 47 años, pero sufre una discapacidad psíquica que, quienes le conocen, dicen que le mantiene en la edad mental de un niño de 10. Es un hombre «curioso, muy curioso», dice Pool, y por eso merodeaba con frecuencia por la casa de Margo, especialmente cuando venían extranjeras a Santoalla a través de la red mundial de voluntariado ecológico en la que Pool está inscrita y de la que también formaba parte Verfondern.

La viuda del holandés asegura que le cuesta creer que fuera él quien matara a su marido de un disparo (tal y como el hombre admitió primero en comisaría y después ante la jueza). Pero es cauta, porque todavía está a la espera de que la Guardia Civil le explique el desarrollo de las investigaciones. «Espero que sea pronto, pero todavía no lo sé seguro», señala. Dice que quiere saber. «No entiendo nada, quiero que me expliquen qué pasó y dónde, para saber», señala. ¿No cree entonces que fuese Carlos? «Puede ser; puede ser que la familia le dijera "tienes que hacer"; por eso quiero saber», señala.

«Que eres moi gordo xa para matarte»

Margo Pool duda de la autoría de Carlos, a pesar de que este ya confesó haberlo hecho, y de que su marido llegó a grabar un vídeo en el que Carlos, portando una escopeta a la espalda, le decía que la utilizaría para matarle a él. Es una de las grabaciones -de las que Margo Pool dice no guardar copia- que Verfondern hizo meses antes de su desaparición, enero de 2010, y que envió al periódico El País para denunciar lo que él llamaba terrorismo rural. En la cinta, Martin le pregunta «¿Qué rifle tienes?» a lo que Carlos responde, «no se lo puedo decir a nadie. No me saques la foto que te mato. ¿Y estos?». Se refiere a unos amigos que estaban visitando a Martin y con los que Carlos habla. Acto seguido, Martin le pregunta si va al jabalí (con el arma) y él le responde «Vou a por ti. [Se escucha a Martin decir: «ah»]. Que eres moi gordo xa para matarte». Qué pasó entre esa amenaza y lo que ocurrió aquel 19 de enero para que Carlos acabase disparándole es algo que forma parte del secreto de sumario del caso, que todavía se mantendrá unos días más.

«Es con Martin con quien tenía problemas»

Carlos lleva ya dos noches en prisión, el mismo tiempo que su hermano Julio lleva en libertad sin fianza, imputado por encubrimiento. Ambos fueron detenidos el sábado, y ambos acabaron confesando su participación en los hechos. Fue Carlos el primero que contó cómo había sido, para después hacerlo Julio, que se habría encargado de deshacerse del cadáver y también del todoterreno del holandés, que aparecieron el pasado mes de junio en un monte en A Veiga.

Su puesta en libertad supuso también la imposición de una orden de alejamiento respecto a Santoalla, el pueblo en el que vive Margo Pool, a la que tampoco tiene permitido acercarse ni mantener comunicación. Una orden de alejamiento que le imposibilita acercarse al pueblo en cuyos montes comunales (el origen del conflicto entre ambas familias, las dos únicas que viven en Santoalla) tiene una cabaña ganadera de 150 vacas. Una orden sobre la que Margo se muestra algo extrañada. «No entiendo por qué... hace cuatro años y han venido por aquí y ahora...» en referencia al tiempo transcurrido desde la desaparición de su marido, para después añadir que «yo no tengo miedo. Es con Martin con quien tenía problemas. Yo solo quiero mi paz». Y añadía: «quiero que esto se termine. Estoy muy cansada, muy triste y muy contenta. Es importante terminar con esto, quiero vivir».

«Dos o tres veces al año los veo»

Dice Margo que no se siente amenazada en Santoalla, lugar que no piensa abandonar. «Dos o tres veces al año los veo», dice en referencia a los padres de los dos hermanos imputados, un octogenario con escasa movilidad que apenas sale de casa más que cada principio de mes para cobrar su pensión; y la mujer, que tampoco hace mucha vida exterior. Ayer permanecían en casa. Al menos la mujer, Jovita González, que salió a la puerta tras ser llamada desde el camino. Después de saludar, declinó hacer cualquier tipo de declaración. «Non quero dicir nada», respondió.