Día de los Océanos... sin recursos

álvaro fernández

GALICIA

Descarga de bonito en el puerto de A Coruña al inicio de la costera.
Descarga de bonito en el puerto de A Coruña al inicio de la costera. marcos míguez< / span>

España glosó sus políticas de protección de los ecosistemas marinos sin nombrar siquiera sus actuaciones en materia de sostenibilidad pesquera

06 jul 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

El 8 de junio se celebró el Día Mundial de los Océanos. El Gobierno de España, a través del Ministerio de Agricultura (Magrama), aprovechó la conmemoración para explicar su política con relación a esas masas de agua que cubren el 71 % de la superficie de la Tierra. En su exposición, las autoridades de Agricultura detallan sus políticas orientadas a la conservación de ecosistemas marinos de especial interés, como las reservas marinas, las zonas protegidas, los fondos profundos de especial interés ecológico, y otras actividades orientadas a proteger la biodiversidad. Exponen asimismo la intensa actividad investigadora, tanto en aguas costeras, litorales, plataformas continentales y aguas profundas, en zonas tan alejadas como el Hatton Bank (entre Islandia y Terranova), Flemish Cap (al este de Canadá), en los límites de la plataforma Patagónica, y en otras áreas de potencial interés ecológico. Todo, con una fuerte inversión en personal científico, buques y en material sofisticado como robots dotados de televisión submarina, brazos articulados recogedores de muestras para el estudio de los grandes fondos y cañones submarinos profundos y de su flora y su fauna. Unos proyectos, como dijo el director general de sostenibilidad de la Costa y del Mar, «para conseguir el buen estado ambiental de nuestros mares, que no es solo un deseo sino una prioridad política para el Gobierno de España». Hubiera sido justo añadir que casi toda la investigación que lleva a proteger esas zonas sensibles la realizan equipos especializados del Instituto Español de Oceanografía, organismo de prestigio internacional que el 10 de junio celebró su centenario.

El comunicado de Agricultura abunda en las bondades de las reservas marinas, en lo que España es líder, los trabajos para la cuantificación de cetáceos, la red Natura 2000, las zonas de especial protección para las aves marinas, la vigilancia de las basuras en las playas, la protección del Ártico, y otros asuntos atractivos para el gran público, y de música agradable para las oenegés conservacionistas.

Gestión sostenible

Llama la atención que un ministerio sectorial como el Magrama no mente ni en una línea sus políticas para la gestión sostenible de la actividad pesquera de España, cuando el país es una potencia a nivel europeo y mundial, con flota en casi todos los océanos del mundo. Proteger y cuidar la biodiversidad de la flora y la fauna de los océanos es encomiable, pero no es normal olvidar que esos océanos proporcionan al año 80 millones de toneladas de productos pesqueros para alimentar a la población mundial, y que de esa actividad dependen millones de personas en todo el mundo. Todas las industrias, grandes y pequeñas, relacionadas con la pesca aportan desde tiempo inmemorial un alimento indispensable, nutritivo y que mejora muchos aspectos de la vida de las personas, pues en las zonas más desfavorecidas del mundo, sin pescado no podrían consumir proteínas animales.

El científico norteamericano Jim Thorne escribió: «Se estima que el océano produce anualmente unos 400.000 millones de toneladas de materia orgánica y las pesquerías están suministrando solo unos 80 millones de recursos vivos a la población».

Y el profesor y eminente científico Gotthilf Kempel, del prestigioso Instituto de Investigación Marina de Kiel, dejó escrito: «Las aportaciones mundiales de la pesca podrían duplicarse con solo intensificar las capturas de especies que forman grandes bancos en aguas superficiales y medias, como jureles, caballas, clupeidos..., sometiendo la pesca en el fondo del mar, como el bacalao, la platija, la merluza y la gallineta (hoy incluiríamos rapes, gallos y cigalas), a la dirección del consejo de los científicos».

Colapso, en el 2048

Hace unos días, el prestigioso científico pesquero Daniel Pauli, profesor de la Universidad de British Columbia de Canadá, decía que «de seguir pescando al ritmo que lo estamos haciendo, en 2048 [hasta precisó así el año], la pesca estará colapsada». Pero lo que puede pasar en esos años y los que le siguen es que el calentamiento global que ocasiona la emisión a la atmósfera de gases de efecto invernadero, y de los que el mar actúa como sumidero, haga que los stocks pesqueros de hoy sean irreconocibles, en biomasa y en distribución geográfica, si es que hay plancton suficiente para alimentar a las larvas de los peces?