Sin «abrelatas» no hay contratos

Pablo González
Pablo González REDACCIÓN / LA VOZ

GALICIA

Vigilancia Aduanera ha compuesto un perfil del conseguidor, el cargo político que intermedia en las adjudicaciones. Debe estar bien relacionado y conocer el sistema de contratación

05 mar 2014 . Actualizado a las 13:27 h.

Explicaba Vladímir Propp, un experto en el engranaje que hace avanzar a las buenas historias, que muchos cuentos empezaban a funcionar cuando el antagonista -el que se enfrenta al héroe- cometía la primera fechoría. Y tanto en la Pokémon como en sus secuelas épicas -la operación Manga y la Pikachu- parece que los tipos encargados de que la trama avance son conocidos por un nombre mucho más prosaico: los abrelatas.

Esta es la denominación con la que los directivos de las empresas implicadas conocen al conseguidor, el elemento político que facilita la consecución de contratos, a menudo de forma fraudulenta, en una determinada Administración. La importancia de estos enlaces ha llevado a los funcionarios de Vigilancia Aduanera a componer, en un informe entregado a la jueza Pilar de Lara, un perfil de estos individuos, cruciales para que el entramado de supuestos favores y entregas de dinero tenga como premio el ansiado contrato. «La figura del conseguidor o, como los propios responsables de las empresas lo denominan, el abrelatas, es de vital importancia en estos procesos de contratación pública y lógicamente en la contratación privada. Es por ello que estas empresas se afanan y cuidan mucho este aspecto de la intermediación contractual», se asegura en el informe de la Agencia Tributaria.

Para los funcionarios de Vigilancia Aduanera, el abrelatas debe reunir las siguientes características. Ser miembro activo o haberlo sido de un partido político «con amplia implantación en la comunidad autónoma». Es vital por tanto que esa formación política disponga de gobiernos municipales. «Esta premisa -se explica en la investigación- es la más importante, pero, si así no fuera, necesitaría disponer de este contacto».

Y es ahí donde incluyen la segunda característica: el conseguidor debe estar «bien relacionado en la propia comunidad, en especial en ayuntamientos y diputaciones, pero también en el propio Gobierno autónomo».

Además, el abrelatas debería ser conocedor del sistema de contratación pública y del funcionamiento interno de ayuntamientos y diputaciones. Y añaden un requisito más: tendría que disponer de un enlace en cada municipio o diputación provincial.

De acuerdo con Vigilancia Aduanera, el hombre que encarnaba este perfil en Santiago era Ángel Espadas Díez -al que en un primer momento llaman por error Jesús-, que realizaba presuntamente «tráfico de influencias continuado para grupos empresariales.

Pero en este perfil también entraría el expresidente de la Confederación Hidrográfica del Miño-Sil, Francisco Fernández Liñares, al que la jueza calificó de «pésimo delincuente» por dejar todas sus actividades anotadas. O, a otro nivel, el exalcalde de Ourense Francisco Rodríguez, que la jueza sitúa en el centro de las negociaciones del grupo Vendex y Aquagest en Ourense, junto con el jefe de la Policía Local.

Fórmulas de retribución

Pero el informe se centra en el momento en el que Ángel Espadas deja su puesto como jefe de gabinete de Gerardo Conde Roa al verse este obligado a dimitir como alcalde en abril del 2012 tras su imputación por delito fiscal.

Es entonces cuando se busca una fórmula para que Espadas pueda ser retribuido por su trabajo de influencia, y se saca a colación el ejemplo del abrelatas con el que cuentan en Asturias: el cargo del Partido Popular Francisco Joaquín Fernández Díaz. «No se ha sabido que desde hace dos años tenemos contratado en Asturias al vicepresidente de Comunicación del PP», aseguran en una conversación intervenida. En realidad, el cargo era el de vicesecretario de Comunicación del PP asturiano.

Lo que preparan para Espadas lo llaman en estos pinchazos «un trabajo político-comercial para abrirle puertas» y el director territorial, Henry Laíño, comenta que eso no supone ningún problema, pues «es el pan nuestro de cada día». Para ilustrarlo pone el ejemplo del director de la empresa en Castilla-La Mancha, que al parecer dirigía la política del agua en el Gobierno catalán.

Para Espadas, los objetivos son A Coruña y Ames. «Él lo único que va a hacer es de abrelatas; es decir, si necesita una reunión con el presidente de la Diputación de A Coruña, él va allí, le explica la historia, le prepara la reunión y Henry aparece», comentan en otra conversación interceptada.

Después el informe se interna en la rama asturiana de la operación Manga, donde el tal Francisco Joaquín Fernández Díaz es el centro de la investigación. Gracias a los pinchazos, los funcionarios de Vigilancia Aduanera componen un perfil tragicómico de este individuo, quizás porque puede ser extrapolable a otros: «Es el tío que teníamos de comercial en Asturias, un fantasma. Ahora está contratado no sé cómo, cosas del que tú y yo sabemos»; «Es el que dirigió la campaña de Isabel Pérez Espinosa cuando iba para presidenta y fracasó»; «Es un tío que está en el comité ejecutivo del PP en Asturias y tiene mucha relación»; «Es más facha que Franco». En un momento dado el interlocutor pregunta:

-¿Y es un chorizo?

- Mm... Bueno sí... se puede hablar de eso también... sí.