José A. Cuadrado retornó sobre las 13.20 horas de ayer a la cárcel de Bonxe, en cuyo módulo de enfermería continúa, custodiado por otro preso, con el objeto de evitar que pueda suicidarse. En las sucesivas declaraciones ante las autoridades judiciales aseguró haber intentado quitarse la vida en las horas posteriores a los dos asesinatos, sin conseguirlo. Primero en su casa familiar de Lourenzá, de donde era originario; después en el hotel de Burela en el que pasó la noche del crimen, y al que accedió con una biblia de su mujer, profesora de Religión en los colegios de O Valadouro y Alfoz, y que estaba junto a una carpeta en el coche que usó; por último en el puente de los Santos. La jueza autorizó una prueba psiquiátrica, solicitada por la defensa, para establecer cuál es su estado mental, y esclarecer si los trágicos asesinatos fueron producto de una locura transitoria o de una acción planificada derivada de una posible obcecación por la mala situación económica a la que se enfrentaba.