Los avisos incrementan el tráfico por peligrosas carreteras secundarias
05 nov 2013 . Actualizado a las 12:19 h.Facebook, Twitter, WhatsApp. Las redes sociales se han convertido en aliadas de cientos de jóvenes conductores que cada fin de semana salen a la carretera para desplazarse a las zonas de marcha los fines de semana. El objetivo es evitar los radares y los controles de alcoholemia. Supuestamente, los automovilistas incluidos en los grupos que avisan de la presencia de la Guardia Civil de Tráfico van a sentirse más liberados a la hora de disfrutar de la noche.
En las redes sociales hay páginas específicamente dedicadas al tráfico, y más concretamente a señalar la ubicación de radares móviles y de controles de alcoholemia. El conductor que decide colaborar con esas webs o grupos no tiene más que entrar en la página y advertir del control que ha visto o de la situación de un coche camuflado con radar. Incluso se cuelgan en la web fotos de esos vehículos en los que se encuentran instalados los dispositivos de control. Esta información se transmite en tiempo real. Es decir, que cualquier persona que tenga un teléfono de los llamados inteligentes puede recibir un mensaje alertándole de la presencia de los agentes. Lo más inmediato es el WhatsApp, donde los miembros de un determinado grupo pueden estar informados al instante de la proximidad de un control, con el detalle de la carretera, del kilómetro y del sentido en el que está activado. «Es un grave problema con el que nos encontramos», admite un experto policial en la investigación de este tipo de sistemas de aviso entre conductores. Y lo explica: «Cuando un conductor recibe la alerta de un control en su camino lo más probable es que elija desviarse a una carretera secundaria, a veces a una pista sin las mínimas condiciones de seguridad. Eso supone un aumento de los riesgos que ya se corren en cualquier madrugada de fin de semana».
La Guardia Civil de Tráfico sabe que está pasando esto en las carreteras de Galicia y que son jóvenes quienes utilizan estos foros. Pero los agentes no pueden hacer nada. «Nos tienen controlados ellos a nosotros», asegura un portavoz. «Es como decirle al conductor: "Bebe tranquilo, que no hay problema"», añade la misma fuente, que en el fondo lamenta que los jóvenes que entran en ese juego «no sean conscientes del riesgo que corren. Ellos pueden ser las víctimas».
Los controles de la Guardia Civil siguen realizándose a todas horas y en todas las carreteras, también las secundarias. Pero los macrocontroles cerca de zonas de marcha pierden su eficacia. «Desde el momento en el que un conductor sabe que no va a ser sorprendido por un control de alcoholemia, el efecto prevención está perdido», apunta un agente.