Vecinos de Tomiño trabajan en construirles una vivienda a dos hermanos
14 oct 2013 . Actualizado a las 19:12 h.José María y Martín Durán Santos estrenarán su casa, si todo va bien, estas Navidades. Estos hermanos de Currás (Tomiño), de 34 y 35 años, son dos supervivientes, con un padrino que les ayudó desde que hace un decenio un incendio calcinó su vieja casa y que este año ha unido un centenar más de manos para construir el techo del hogar que José María y Martín han conseguido aguantar a cielo abierto.
«Gústame molestar á xente para facer cousas e coñezo a moitas persoas, así que quixen molestar a moitos para axudalos; e parece que o conseguimos», explica Juan Álvarez. Él les tendió la mano cuando se quedaron en la calle tras la muerte de sus padres y el incendio. Desde entonces, asumió sus gastos más urgentes, como luz o comida. Pero la situación de desamparo no podía aguantarse más y la crisis se cebó con unos jóvenes que dependían del jornal que podían conseguir para malvivir en una caravana. «Hai tres anos podían ir ao xornal e gañar comida, agora non hai nada», confirma Juan Álvarez.
«O único que quero é que estean debaixo dun tellado e quentes», insiste.
Llovía sobre mojado porque la vieja caravana que les daba cobijo y que Juan les había conseguido años atrás hacía tiempo que no era habitable. Aquellos jornales eran su único acceso para ganarse la vida, trocando su trabajo por comida. Hace cuatro meses también quedaron sin agua porque les ardió el motor de la parcela.
La contrarreloj para conseguir que José María y Martín no pasen otro invierno al raso arrancó con el año. SOS Tomiño asumió el reto y en un mano a mano con Juan Álvarez construyeron una cadena de la que, a día de hoy, forman parte medio centenar de personas, entidades y Administraciones.
El presidente de SOS Tomiño, José Quinteiro, no oculta tampoco su sorpresa y orgullo por la respuesta de los vecinos. Hay muchos nombres propios, pero como todos son imprescindibles, es preferible mantener la idea de un grupo, que cuenta con el apoyo de la comunidad de montes de Currás, la asociación de vecinos, el pedáneo, familiares, el Concello o la Diputación.
La situación era tan sangrante que ni siquiera cobraban la risga. Lo hicieron por primera vez el mes pasado, con el empeño de estos vecinos y el departamento de Servicios Sociales de Tomiño. Sus carnés de identidad habían caducado seis años atrás y tampoco existían en las bases de datos del Inem.
«Eles procuran ter de todo, pero como van facer se non se lles axuda un pouco; aquí diñeiro non hai, pero cada un axuda co que pode», indica el padrino. Una panadería les asegura una barra diaria y algún extra sobrante; SOS Tomiño, la comida, y otra oenegé les da ropa. Las ayudas han llegado desde O Baixo Miño y O Val Miñor. En una nave de Juan almacenan muebles y objetos donados para restaurar; otros han aportado materiales. En el grupo, altruistas electricistas, fontaneros y albañiles.
Ahora la casa ya toma cuerpo y, frente a ella, unos propietarios que también trabajan a tope en la construcción pero que tampoco pueden creérselo aún. Martín, con una discapacidad psíquica del 57 %, es el más incrédulo. «Pensei que non ía ser nada porque xa o intentaramos antes, pero seica desta si que vai», explica.
No menos entero y emocionado, su hermano José María. «Non contabamos con que a xente nos fora axudar tanto; pensabamos que nos podían botar unha man, pero...», no acaba siquiera la frase.
Ahora faltan suelos, rematar las instalaciones y ventanas antes de poder amueblar. Siguen necesitando cosas imprescindibles. Lo que más urge son 20 sacos de cemento cola, azulejo, una lavadora, una cocina y un calentador. «É o mellor ano da miña vida; hai máis de dez que non tomo unha ducha quente; son todas no río», explica José María sin más que una ilusión ejemplar.