Tragedia canina en Rianxo

María hermida / j. romero RIBEIRA / LA VOZ

GALICIA

Imputan por maltrato animal grave a dos mujeres que tenían en su casa 19 perros entre heces y cadáveres. En el 2008 ya les habían retirado otros 130

13 abr 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

La pesadilla sigue en la aldea de Villanustre, en Rianxo. Las imágenes de esta localidad se colaron en los medios de comunicación de toda España hace cinco años porque se descubrió que una familia tenía unos 130 perros hacinados entre heces y esqueletos de otros animales en galpones, un refugio y en su casa. Y ayer la historia se repitió. Esta vez tenían 19 canes en idénticas condiciones. Pero con un agravante: los perros estaban todos entre el patio y el propio hogar de la familia, lleno de heces, cadáveres caninos y con un hedor insufrible. Seprona, Policía Local y voluntarios se llevaron a los animales. Pero el drama de sus dueñas sigue intacto.

Para entender lo sucedido ayer hay que retroceder 25 años. Carmen Tubío -que ahora está en edad de jubilación- y su hija, Mari Carmen González, empezaron entonces a acoger perros. Llegaron a construir un albergue y a ser premiadas por su labor altruista. Pero se les fue de las manos. Metieron canes en galpones, en su casa... Por todas partes. El año 2008, en teoría, supuso un antes y un después en su historia. Se descubrió que los perros vivían en condiciones terroríficas y se les retiraron 130 canes. Y las sancionaron. Pero no fue suficiente.

Hace unos días, madre e hija llevaron a uno de los ejemplares a un veterinario. Querían que le cortasen el pelo. En la clínica, al ver el aspecto terrible del animal -con heridas en todo el cuerpo y numerosas patologías- le dijeron que necesitaba atención urgente. Se marcharon. Alguien las vio y denunció el caso a la protectora Vox Ánima. Y, ayer, un operativo formado por Seprona, Policía Local y responsables de las protectoras de animales Vox Ánima y Moura desembarcaron en Villanustre. Querían sacar a los perros por las buenas. Y lo lograron.

La hija no estaba en casa -al parecer, ahora vive en otra aldea- y su madre dejó que se llevasen a los animales, aunque lo hizo entre lágrimas y diciendo que cree correcto que los perros y su propia familia -en la casa reside también su marido y una anciana- vivan como hasta ahora: rodeados de heces. «Eu cóidoos, eu cóidoos. Eles non poden vivir sen min nin eu sen eles», repetía entre lloros. El Seprona, que intentaba desmontarle su teoría y tranquilizarla, le imputa a ella y a su hija sendos delitos de maltrato animal.

Ayer también salió a la luz otra realidad más demoledora aún. En esa casa viven una anciana encamada que, según opinaron algunas personas que la vieron ayer, no está en condiciones óptimas. Y Mari Carmen tiene un hijo pequeño que, según distintos testigos, está en ese hogar a diario.

Hace 25 años empezaron a acoger animales y fueron premiadas por su labor