La divisa ficticia sobre la que la UE calcula la riqueza de un territorio y el reparto de fondos perjudica a las regiones como Galicia
21 ago 2012 . Actualizado a las 16:30 h.Diez euros no valen lo mismo en Ámsterdam y en Atenas, por lo mismo que por el precio medio de un menú del día en París pueden comer dos personas en Lisboa, en Ribadeo y en Lalín. No tiene nada de peyorativo, salvo si por ese cálculo se deduce que un gallego, un griego o un portugués ganan el doble que un británico o un francés, simplemente porque los restaurantes de su entorno son más baratos.
Las diferencias de precio y de nivel de vida en los veintisiete países de la UE, sin embargo, sí se emplean para calcular el nivel de vida y renta de los territorios europeos, y es a partir de esa base que se establecen los criterios de reparto de los fondos estructurales.
Por primera vez desde el acceso de España a la UE, y en pleno debate sobre el presupuesto para los próximos siete años, la Comisión Europea ha situado a Galicia entre el grupo de regiones más desarrolladas de Europa porque, según las estadísticas que maneja, su renta por habitante supera desde hace años el 90 % de la media comunitaria. Así, se da la paradoja de que la comunidad, que figura entre las menos afortunadas de España, ya aparece en el grupo de las más ricas de la UE.
¿Cómo evalúa la Comisión Europea la renta media de un territorio?
Las diferencias de nivel de vida entre los Veintisiete han llevado al Ejecutivo comunitario a crear una divisa ficticia, bautizada como purchasing power parity standards (PPS) o unidades de paridad de poder de compra, que eliminan esas distancias y permiten comparar la renta media de todos los Estados miembros. Para convertir en PPS una renta en euros, la Oficina Estadística de la UE (Eurostat) elabora cada año un índice para cada país en función del comportamiento de los precios y del coste de la vida en su territorio. Esa cifra se usa como divisor, de forma que si es superior a 1, reduce la renta en euros al medirla en PPS, pero la eleva cuando es inferior a la unidad. El índice de los Países Bajos el año pasado era de 1,09 y el de Francia, 1,13, frente al 0,82 de Portugal, el 0,92 de Grecia y el 0,93 de España. Según Eurostat, y volviendo al ejemplo del principio, diez euros valen 8,84 PPS en París, 9,17 en Ámsterdam, 12,19 en Lisboa, 10,86 en Atenas y 10,75 en Ribadeo y en Lalín.
¿A quién beneficia el sistema?
En teoría no debería beneficiar a nadie, pero en la práctica, y pensando en el reparto de los fondos de cohesión, perjudica a las regiones pobres, casi siempre con un coste de la vida inferior que alimenta la ficción de que sus habitantes tienen una renta mayor que la real. Además, el índice se calcula con carácter nacional, de forma que todas las regiones de un país, con independencia de la distancia que exista entre sus niveles de riqueza, renta y precios, padecen la aplicación del mismo divisor.
¿Cómo quedaría Galicia si se tomara como referencia el valor real de su renta en euros?
En el año 2009, el último del que Eurostat dispone de datos completos sobre riqueza por habitante en todas las regiones de la UE, la renta per cápita de Galicia medida en unidades de paridad de compra era de 21.800 PPS, es decir el 92,7 % de la media europea. Sin embargo, en euros constantes y sonantes, de los que sirven para pagar un menú del día en un restaurante, eran 20.526. Es decir, el 87,3 % de la media y a casi tres puntos de la barrera del 90 % a partir de la cual la Comisión considera ricos a los habitantes de una región.