El exalcalde coruñés podría ser propuesto antes del verano por el PP
29 feb 2012 . Actualizado a las 07:00 h.«No sé nada nuevo, pero sigo diciendo lo mismo que digo siempre: si alguien piensa que puedo servir como persona de consenso entre los dos grandes partidos para ayudar a mi país, ahí me encontrarán siempre a disposición». Así explicaba ayer Francisco Vázquez, exalcalde de A Coruña, su posición ante la reactivación del proceso para designar al nuevo defensor del pueblo que han puesto en marcha el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, y el líder de la oposición, Alfredo Pérez Rubalcaba.
La intención de Rajoy es desbloquear antes del final del actual período de sesiones -en junio- el nombramiento de los cargos que exigen una mayoría cualificada, como son los casos del defensor del pueblo o el director de RTVE. En la reunión celebrada la pasada semana en la Moncloa no se puso ningún nombre encima de la mesa.
Desde que hace ya casi un año Vázquez cesó como embajador cerca de la Santa Sede, las especulaciones sobre la inminencia de su nombramiento se sucedieron. Incluso el expresidente del Gobierno José Luis Rodríguez Zapatero le dio su apoyo para ocupar la vacante dejada por otro socialista, Enrique Múgica, tras cumplir una década como defensor.
Sin embargo, su propuesta, que tenía que ser efectuada por el Congreso y respaldada por una mayoría cualificada de tres quintos de los representantes, nunca llegó a producirse. La oposición del sector más feminista del PSOE, nucleado en torno a la entonces secretaria de Organización, Leire Pajín, que prefería a Carmen Alborch, lanzó una dura ofensiva verbal contra la posibilidad de designar a Vázquez, por sus posiciones en temas como el aborto o las relaciones con la Iglesia. El cambio de guardia en los socialistas del último congreso ha allanado esas diferencias. «Tengo una extraordinaria relación con Alfredo Pérez Rubalcaba y su actual equipo», confirmaba ayer mismo el exembajador.
Además, Francisco Vázquez siempre contó con el apoyo del PP para el cargo y las buenas relaciones del propio exalcalde con Rajoy y otros altos responsables del partido en el Gobierno, que el pasado verano le ratificaron su intención de proponerle para ocupar el puesto de defensor del pueblo como broche final a su carrera política.