El regidor saliente, Antonio Araúxo, fue recibido como un ídolo cuando apareció en el salón poco antes del mediodía y saludó con los brazos en alto entre aplausos y gritos de «¡alcalde!». Todavía al mando, ordenó que abrieran las puertas del auditorio para dejar pasar a decenas de vecinos que no pudieron entrar cuando se completó el aforo. Una espectacular pitada presidió el momento en el que los responsables de la moción tomaron asiento. Los socialistas lucían claveles en la solapa para mostrar su adhesión al partido a cuya espalda pactaron la censura, y del que fueron expulsados tras el pleno.
«Volverei para quedar»
A pesar del ruido ensordecedor, la secretaria municipal abrió la sesión, que estuvo presidida por la mesa de edad, compuesta por el concejal Manuel Núñez Sestelo, de Move Gondomar, y Natalia Salgueiro, del PP. Solo se hizo el silencio cuando tomó la palabra el alcalde censurado. «Volverei para quedar», fue el mensaje que Araúxo trasladó al público. La sesión duró 17 minutos y fue una de las más breves que se recuerdan. Los ediles del nuevo gobierno rechazaron intervenir. El flamante alcalde solo se acercó al micrófono para decir que no iba a entrar en discusiones y que «Gondomar non se merece este follón tantos días, imos empezar a traballar dunha vez por Gondomar».