El Plan sobre Drogas subastará el pazo de Baión antes del verano

Susana Luaña Louzao
Susana Luaña VILAGARCÍA

GALICIA

VÍTOR MEJUTO

El próximo mes finaliza el contrato de explotación de la compañía Freixenet Numerosas empresas están interesadas en los viñedos y en la bodega incautada a Oubiña

28 mar 2007 . Actualizado a las 07:00 h.

El Plan Nacional sobre Drogas ha puesto en marcha los trámites encaminados a la subasta pública del pazo de Baión doce años después de su intervención a Laureano Oubiña y a Esther Lago, su esposa, ya fallecida. Aunque todavía no hay fecha para la convocatoria, es probable que se celebre antes del verano, ya que el próximo mes finaliza el contrato de explotación que mantiene desde hace años la compañía catalana Freixenet en régimen de alquiler. Con la subasta del pazo se cerrará un largo proceso judicial que se complicó más de la cuenta por la necesidad de desenmarañar el entramado de empresas fantasma de las que se valía el matrimonio para blanquear el dinero procedente del narcotráfico. Además, se trata de una explotación vitivinícola en activo y con importantes beneficios que era necesario mantener en pie, de ahí que se decidiese alquilar las instalaciones a una empresa de la solvencia de la firma popular por sus cavas. En abril del 2004 se dictó la sentencia definitiva sobre la incautación de las propiedades de los Oubiña, al considerarse probado que habían sido adquiridas con dinero procedente del narcotráfico. Se barajaron entonces dos posibilidades, adjudicar directamente la explotación a Freixenet o sacarla a subasta pública. Viticultores y bodegueros de O Salnés exigieron que se celebrara la puja, para que todos pudieran optar en igualdad de condiciones a una explotación más que apetecible, teniendo en cuenta los beneficios que genera. Marcas Tras la intervención judicial, en el año 1995, la explotación estuvo a punto de arruinarse, hasta que llegó Freixenet y la reflotó. La firma catalana sacó al mercado la marca Pazo de Baión, advirtiendo en su etiqueta que la empresa estaba intervenida por la Audiencia Nacional. Luego se comercializó también el vino Vionta, que saca a la calle cada año unas 300.000 botellas de albariño. El pazo en el que los Oubiña querían fijar su residencia, junto con las 25 hectáreas de terreno que hacían del conjunto un Falcon Crest a la gallega, está valorado en unos siete millones de euros. Con la detención del matrimonio, la intervención de sus propiedades y la toma de la verja por parte de las asociaciones de lucha contra la droga, el pazo se convirtió en un símbolo del narcotráfico en Galicia. Por eso las madres de los toxicómanos tuvieron siempre especial empeño en reclamar que el dinero que se sacase de la subasta revirtiese en programas dirigidos a la rehabilitación y la reinserción de drogodependientes. Y no sólo eso; la fundación Érguete, que preside Carmen Avendaño, trabaja en un proyecto encaminado a que las propias instalaciones se conviertan en talleres de formación laboral. Sólo la subasta aclarará el tan llevado y traído futuro del pazo.