Esta arquitecta pontevedresa, amiga del vicepresidente, pero que llegó a la política de la mano de Pérez Varela, reconoce que no entraba en sus cálculos ser ahora conselleira
27 ene 2003 . Actualizado a las 06:00 h.Pilar Rojo (1960) desbroza informes para ponerse al día y se abona al café aunque, por aquello de la adicción, ha estado a punto de desterrar la cafetera de su despacho. La nueva conselleira de Familia, Xuventude e Voluntariado reconoce que esta última responsabilidad, no necesariamente ligada a la crisis del Prestige, el deporte y las amas de casa, como beneficiarias de la política social de su departamento, constituyen ahora algunos de sus desvelos. Es amiga de Rajoy, pero está convencida de que lo importante es trabajar con «rigor» y «seriedad», porque el teléfono para llamar a un ministro lo puede descolgar cualquier conselleiro. Rojo se declara pragmática, ni de los de la boina ni de los del birrete . -¿Por qué siempre acaba una mujer en la Consellería de Familia? -Hombre, no creo que por nada especial, quizá por el rol familiar, porque siempre nos han tocado los temas más humanos, pero creo que un hombre puede ser un perfecto conselleiro de Familia. Soy de las que pienso que no hay igualdad real hasta que el hombre no entre en la casa igual que nosotras estamos entrando en el mercado laboral. -¿Entraba en sus cálculos una consellería? -La verdad, no. Llevo un año de diputada, cada vez más centrada y me estaban dando responsabilidades. -Usted es arquitecta, qué le parece la ordenación «espacial» de la Xunta? -El presidente había anunciado una remodelación de dos personas por las elecciones. Fue mayor y creo que es un momento importante. En cuanto a la reestructuración de mi departamento, me parece muy bien la decisión del presidente de incorporar las secretarías a la Consellería para hacer un trabajo común entre juventud, deporte y voluntariado. -¿Voluntariado o patata caliente? -Estamos para trabajar en lo bueno y en lo malo. El del Prestige es un problema muy concreto del que esperamos salir cuanto antes y bien. Esta dirección general no puede estar circunscrita a este tema concreto. -Ha perdido algunas competencias y no precisamente baladíes... -Espero que me lo compensen por otro lado. El tema de empleo y relaciones laborales supone dinero, pero hay que pensar que he incorporado Deportes, y espero, porque en esas negociaciones duras estoy, tener alguno para compensar, por las competencias que se me han asignado. -¿Qué plus de influencia le supone aparecer asociada siempre a Mariano Rajoy? -Bueno, no voy a negar mi amistad con Rajoy, pero tampoco lo hago con ninguno de mis amigos. La realidad es esa: soy amiga de Mariano, pero no tiene nada que ver. Uno es uno y sus propias circunstancias, y en política no he empezado con Mariano Rajoy. A mí me llamó el conselleiro Pérez Varela para ocupar una delegación provincial, y uno está en su sitio porque hay un montón de circunstancias que lo requieren. Yo sé que estoy aquí, pues, por casualidad. ¿Qué tenga mayor influencia? Hombre, sí. Uno piensa que puede coger el teléfono..., pero a la hora de la verdad lo que hay es que trabajar con seriedad y rigor. El hecho de estar en una consellería y descolgar el teléfono de un ministro lo puede hacer cualquiera. -¿Cree que el «Prestige» ha erosionado las posibilidades sucesorias de Rajoy? -Creo que si en algo influye es en reforzarlo, porque ha dado la cara y se ha esforzado. Como político y persona no hará sino beneficiarle. -Boina, birrete, ¿no abrirá usted una tercera vía? -Yo abro la vía del entendimiento y del todos a una. Ni boina, ni birrete. Ni siquiera conozo la existencia de esos sectores. Estamos en el PP de Galicia, con un presidente que es Manuel Fraga, y a partir de ahí mi lealtad y mi compromiso con él y el partido. -¿A dónde conduce el asunto Cuíña en el Parlamento? -Creo que a ningún lado. Es un tema en el que no quiero entrar. Es asunto del señor Cuíña y del Parlamento.