«Choque» de las últimas Mikados

Begoña Barbosa O BARCO

GALICIA

LOUXA

13 sep 2002 . Actualizado a las 07:00 h.

El calor apretaba ayer en el oriente ourensano. Filas de vecinos se dirigían a la estación ferroviaria de O Barco de Valdeorras. Pasaban algunos minutos de la una del mediodía y la actividad era inusual. Nativos y visitantes se agolpaban en los andenes. Las maletas fueron reemplazadas por las cámaras de fotos. Porque nadie, ni grandes ni chicos, querían perder la oportunidad de disfrutar de un acto histórico: el hermanamiento de los trenes de vapor de León y Galicia. Las dos únicas locomotoras a vapor restauradas y en funcionamiento en España. Se acercaba la una y media, y el rostro del jefe de Infraestructuras de Renfe para el Noroeste peninsular, Manuel Enrique Díaz Pavón, reflejaba la emoción de los momentos que estaban a punto de vivirse. En lontananza comenzó a divisarse el humo. Era lo único que se veía, pero significaba que el tren de vapor procedente de León estaba llegando a su destino. Minutos después, las bocas abiertas de los espectadores delataban que, en sentido contrario, se aproximaba el tren gallego. Esas dos pequeñas siluetas a derecha e izquierda se fueron engrandeciendo hasta mostrar a los presentes toda la solemnidad de las máquinas de vapor de antaño. En medio de los raíles, Díaz Pavón daba las últimas instrucciones para que, muy lentamente, los trenes sellaran con un suave toque de sus topes el hermanamiento. Entonces los fuertes aplausos pudieron oírse por encima del abrumador ruido del silbato de las máquinas. Todos los presentes buscaban un hueco para plasmar con sus cámaras de fotos o de vídeo la instantánea, mientras las banderas de las Mikado ondeaban al viento. Y a más de uno se le escapaba una lágrima. Los abuelos contaban historias a los nietos, y éstos evidenciaban un nerviosismo que contagió a casi todos los asistentes. El acto continuó con la firma del protocolo de hermanamiento de la Fundación Gallega y la Asociación Leonesa del Ferrocarril. Y siguieron los discursos de sus presidentes, Nazario Pin y Buenaventura Durruti. Sus alabanzas a tan inolvidable momento fueron repetidas por los restantes oradores, como el presidente de la Federación de Asociaciones Gallegas del Ferrocarril, Juan Gayoso, Díaz Pavón o los representantes de la Diputación ourensana y del Concello de O Barco. Por no faltar hasta se descubrió una placa conmemorativa y hubo una comida de fraternidad de todos los amigos del ferrocarril, que hay millares, de distintos puntos de Galicia y León. Un día inolvidable en el que vecinos y empresarios dieron la espalda a la decisión municipal de adelantar el festivo local. Se abrieron negocios, hicieron compras y se trabajó como un día normal, porque para ellos la cita con el Nazareno es hoy.