Noni, cantante de Lori Meyers: «Soy bastante más recatado abajo del escenario»

Javier becerra

FUGAS

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Clásico del pop español y opción infalible para los festivales, Lori Meyers llega al Río Verbena Fest de Pontevedra con sus armas de siempre: temazos, adrenalina y euforia contagiosa

23 ago 2024 . Actualizado a las 19:04 h.

Es ya el tercer verano en el que Lori Meyers gira con Viajes infinitos (2021) y se nota en su agenda. «Estamos muy bien, más aliviados que en años anteriores, donde hicimos la mayoría de los festivales», comenta Antonio López, Noni. Es el vocalista del grupo que ha escrito algunos de los grandes himnos del pop español del siglo XXI. «Puede que haya incluso un cuarto año de gira, pero ya estamos en proceso de hacer un disco. Después de la pandemia, muchos grupos se han planteado el no parar. Si lo haces, es porque has estado en todas partes y no puedes repetir en la mayoría», añade. En el Río Verbena Fest de Pontevedra, que empieza hoy, quedaba la casilla sin marcar. Allí estarán mañana para ofrecer canciones redondas como soles, adrenalina a chorro y esa sensación de euforia que estos granadinos suelen generar en sus conciertos. En el cartel figuran también grupos como Amaral, Viva Suecia, Los Zigarros, Dani Fernández, Siloé, Mikel Erentxun, Baiuca y Alcalá Norte, entre otros.

­—Son una opción segura en festivales. Aunque los hayamos visto mil veces, en sus actuaciones llega un momento en el que la cosa coge velocidad de crucero y estalla la felicidad colectiva.

—En un festival hay muchas bandas. Unos van a ver a unas y otros a otras. Partiendo de esa clave, Lori Meyers ya tienen un bagaje. Nosotros empezamos muy jóvenes, llevamos mucho tiempo y tenemos mucho material. Es muy fácil hacer un recopilatorio que crees que puede ser más divertido y adecuado a ese tipo de concepto de festival. Tenemos esa suerte. Hay buenos singles y podemos funcionar ahí, haciendo crecer nuestro repertorio y llevándolo al final de fiesta, que es nuestra canción Alta fidelidad. Habla precisamente de eso, de que todo esto que nos está pasando es por culpa de la gente.

­—¿Plantean los conciertos como un «in crescendo» hasta la explosión final?

—Puedo corroborar que yo acabo muerto [risas]. Tardo como unos 30 o 40 minutos en recuperarme tras el concierto. Aparte, están estos veranos que son calurosos y muchos de los festivales están en sitios del Levante. Hubo noches que he acabado como un puro electrolito.

­—¿Se enajena en directo?

—Creo que la comunión con el público genera como una burbuja. Hay veces que me comentan amigos: «Tío, he estado en el público y me has visto». Pero yo cuando bajo ahí estoy como si me hubieran hecho vudú. Por eso me he inventado un personaje como Noni. Yo me llamo Antonio y tengo otro tipo de personalidad. Soy bastante más recatado en mi forma de ser. Pero cuando comunicas con el público es cuando aparece el personaje y el grupo. Yo, al final, ya no recuerdo mucho los bolos. Ni lo que he hecho ni lo que ha pasado.

 

—Dice usted que «Emborracharte» es el tema definitivo de los Lori Meyers. Llama la atención porque en su extenso repertorio resulta complicado elegir una tan clara.

—Si tú haces un cómputo global, en plan «¿cuál es la canción del grupo que más suena en Granada en las discotecas que no tienen nada que ver con el rock n' roll?», es esa. Nuestra canción más universal. La ponen en muchas bodas y en otros sitios porque, como dice «emborracharte», la gente la usa cuando va un poco colocada. No es tanto la canción en sí, sino lo popular que se ha hecho entre la gente. La gente que no conoce mucho a Lori Meyers, pero sí algo, seguro que te dice que esa es la que le gusta. Pero, hombre, a mí también me encantan las canciones de los primeros discos. Muchas no tienen cabida en el tipo de repertorio que estamos haciendo ahora, que es un poco más de baile. Pero nos gustan todas y ojalá las pudiésemos tocar siempre.

­—Aunque no sea bailable, no dejen de tocar nunca «Luciérnagas y mariposas».

—Esa canción nos dio mucho. No parecía un single para el disco Cronolánea, pero al final Alfredo, el batería, hizo un videoclip de ella. Le tenemos mucho cariño. Es una canción que no ha desaparecido de la playlist, un medio tiempo que podíamos haber cambiado para meter otra rápida. Pero ese tipo de canción aguanta. Creo que en el show llega un momento en el que tienes que bajar para luego subir más rápido.

­—Recuerdo en el 2008, cuando eran un grupo más pequeño, que tocaron en el Playa Club de A Coruña presentando el disco con dos baterías. Cuando surgió esa canción fue algo así como la gloria pop.

—Sí, tío, lo recuerdo perfectamente.

­—Aquel día muchos tuvimos la sensación de que nunca más podríamos volver a ver a Lori Meyers en una sala tan pequeña.

—Fuimos creciendo. Anhelamos un poco las salas, pero al final todo se ha convertido más en un formato para festival. Pero Lori es también muy prosalas y nos gustaría volver hacer una gira ahí alguna vez. Yo me bajo siempre al público en el último tema en los festivales, porque necesito el contacto con él, igual que cuando estábamos en las salas.

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­—Una gira de salas de Lori Meyers actualmente podría ser una maravilla. Pero, al mismo tiempo, una locura para los fans que quieran pillar entradas.

—Sí, como le pasó a The Strokes en Madrid cuando anunciaron que iban a Al Sol. Yo les cuento a los grupos más jóvenes que nuestra dinámica era en verano festivales y en invierno salas. Y les parece extraño.

­—En «Emborracharte» hablan de «vestirte decente para ir a sitios deprimentes». ¿Les ha pasado eso como banda con el éxito?

—No, para nada. De hecho, el otro día me riñó mi madre porque decía que iba como un trapo a la boda de mi primo [risas]. Esa era una canción de amor que habla de que al final te emborrachas para olvidarlo, porque no es todavía correspondido. Vestir decente era una de esas cosas que puede llegar a hacer una persona para lograr a otra. Pero a mí no me ha pasado. Esa frase está hecha para otros [risas].

­—Es decir, sigue sin vestirse decente...

—En el concierto sí, aunque por ahora no tengamos un concepto de vestimenta. Cada uno lleva su rollo. A mí me encanta ponerme camisas fresquitas para el verano y poco más. En casa tengo una colección de camisetas de fútbol que puedo ponerme una cada día del año y no repetir [risas].

­—Lori Meyers se asoció inicialmente al pop. Luego, a una cosa más bailable. Y, finalmente, como un icono festivalero. Lo que llama la atención es que en origen eran una banda punk. ¿Es así?

—Sí, justo al principio. Nosotros empezamos cantando en una mezcla de andaluz e inglés casi sin sentido. Nos gustaba NOFX, Bad Religion, Butthole Surfers y toda esa onda. Nos flipaban también The Clash, Sex Pistols y esas bandas clásicas. Hacíamos alguna versión de Therapy? y todo.

­—¿Cómo vieron entonces la luz de las melodías pop sesenteras?

—Es que mi infancia estuvo marcada por Triana, Los Ángeles, Los Módulos y ese tipo de música. Música española con miras anglo de los sesenta y setenta. Cuando llegamos a Granada, el primer disco estaba muy influenciado por el indie de Los Planetas y el rollo Superchunk. En el segundo estábamos cansados de la gira y las canciones que tenía estaban muy metidas en esa época, de recuperar la infancia. De ahí salió Hostal Pimodán, que es el cambio más melódico. Más tarde, llegó la música más electrónica, el toque ochentero y otro tipo de influencias.

­—Y terminaron en algo muy movido. Sidonie incluso canta: «Que ahora toquen Lori Meyers / que tengo ganas de bailar».

—Sí, pero lo hemos conseguido con Alfredo, que es un batería real. Estamos haciendo ritmos para bailar, pero no hay caja de ritmos ni nada eso.

­—Decimos bailar, pero seguramente lo mejor será decir botar. Y de felicidad.

—Veo siempre a mi público muy sano y con ganas de divertirse. Tenemos una comunión muy buena. Cuando ellos vienen a vernos saben que tienen una fiesta asegurada. Y si no puede ser por algo, saben que lo vamos a dejar todo. Nosotros estamos aquí para entretener, eso hay que saberlo y lo tenemos muy claro. Si seguimos entreteniendo y nos siguen llamando, ¿por qué no tocar? ¿Nos quedamos en casa? No. Pero eso sí, ya necesitamos nuevo material.