Jan, autor de Superlópez, se despide después de casi 50 años: «Nunca me creí a los superhéroes, no me gustan»

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El leonés acaba de publicar, «Sueños frikis», el último título de la colección

18 feb 2022 . Actualizado a las 04:14 h.

Hace casi 50 años que Juan López Fernández (León, 1939), más conocido como Jan, recibió un curioso encargo: realizar una parodia de Supermán. Así es como nace Superlópez, ese personaje de traje azul y capa roja, que se convirtió en portavoz de causas y temas sociales, aunque siempre tuvo la intención de que los lectores tuvieran criterio propio. Es el superhéroe patrio por excelencia y después de 49 años cuelga la capa.

 —¿Por qué dice adiós Superlópez? ¿No había fuerzas para llegar a los 50?

—Nunca me he puesto metas de ese tipo. Las ventas siempre han ido a menos y los lectores no son los mismos. Me dirigía principalmente a chicos de 12 a 18 años y estos ya se han decantado por tabletas, móviles y videojuegos. Solo me quedan adultos que buscan Superlópez por pura nostalgia y eso no me motiva.

—¿Los móviles y las tabletas le han quitado mucho lectores?

—Claro, esa guerra sé que la he perdido. Las modernidades son imparables.

—¿Seguirá dibujando?

—No recuerdo haber dicho que vaya a dejar de hacer lo que me gusta, y menos ahora que puedo hacerlo tal como me gusta. Claro que sí, hasta que la artrosis me coma.

—¿Cuando se puso manos a la obra con «Sueños Frikis» sabía que estaba ante el último libro?

—Pues no, este álbum lo terminé en julio del 2020. Tomé la decisión en febrero del año 2021 y lo comuniqué a los editores, que lo entendieron perfectamente.

—¿Cómo le gustaría que las siguientes generaciones recordaran a Superlópez?

—Sé que Superlópez pasará a ser historia del cómic español como lo son muchos otros, tenemos una historia muy rica y variada en el campo del cómic. Solo espero que les sea útil a otros.

—¿Alguna vez se imaginó que vería a Superlópez en el cine?

—Como procedo del campo de los dibujos animados, es lógico que pensara que se podría hacer, pero en el fondo no me quitaba el sueño… Creo que Caldera y Dani Rovira hicieron un buen trabajo con mi personaje.

—Superlópez nace por encargo. ¿Le dieron alguna indicación en aquel momento?

—Antonio Martín tenía plena confianza en lo que yo podía hacer con una parodia de Supermán, así que no tuvo que darme directrices.

—Nació con esa intención, y se acabó convirtiendo en el gran superhéroe español. ¿El Superlópez del 2020 se parece al que dibujó por primera vez en 1973?

—No, no se parece. Un personaje necesita siempre un período de desarrollo hasta que se hace entrañable. El primer libro de Editorial Euredit solo fue el primer paso, aquel no era el Superlópez definitivo.

—Superlópez tiene poderes, pero también es una persona un poco torpe… ¿La intención era que el ciudadano de a pie se sintiera identificado? ¿Un superhéroe pero con los pies en la tierra?

—La cuestión era que yo no creía en superhéroes, y sigo sin creérmelos. De hecho no me gustan, es algo propio de la cultura norteamericana como el manga lo es de la japonesa… pero siempre ha pegado entre los jóvenes lo que viene de fuera, modas y todo eso. Yo lo parodiaba como crítica y no me extrañó que se identificase como un español medio. Yo lo soy.

—Pulgarcito es su otro gran hijo… ¿Los ha querido por igual o López siempre fue su favorito?

—Nunca me enamoro de mis personajes, lo que me interesa son las historias que puedo contar con ellos. Las hubiera podido contar con cualquier otro, pero estos siempre son un medio para llegar a los lectores, que buscan personajes impactantes, a veces también pasa en literatura. Los Gemelos Superlópez son parecidos a Pulgarcito y me hubieran servido igual.

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—Siempre ha tocado temas de actualidad, desde el botellón a la tragedia del Prestige, pero, más que arreglar el mundo, lo que él quería era despertar la conciencia de los lectores, ¿cierto?

—Despertar criterio propio, algo así. Siempre intento recordar que los lectores son inteligentes, aunque a veces les viene bien hacerles fijarse en las cosas exteriores y ser menos «yoístas».

—¿Cómo se tomaría que en el futuro alguien le volviera a dar vida?

—Pues suerte, no depende de mí ni me interesa… En todo caso no será mi Superlópez, y espero que el que lo haga no se limite a imitarme: que lo haga suyo y a su manera. De otro modo, lo desvirtuará.

—Si se tuviera que quedar con una escena de Superlópez, ¿cuál sería?

—Ostres. Estoy creando continuamente escenas… ¿cómo quieres que me ponga a escoger? ¿Has contado las viñetas que hay en 87 volúmenes de Superlópez? Y sin contar todo el resto de personajes que llevo hechos… Lo siento, no puedo contestar esa pregunta.