Una larga y longeva familia como otra cualquiera, salvo por algunos detalles. No todas las abuelas hablan seis idiomas, incluido el ladino, la lengua de los descendientes de los judíos expulsados de España a finales del siglo XV. Las tensiones políticas en el país árabe del Mediterráneo en una época en la que se constituía Israel se entremezclan con las peripecias domésticas. Instantes mágicos a pesar de su aparente banalidad como la llegada de las codornices o las refriegas caseras por un receta o la educación del nieto.
La pena por el adiós forzoso de un clan condenado a marcharse, la familia llegó a Egipto luego de huir de las persecuciones en Turquía a comienzos del siglo pasado, no empaña la alegría que exhala Lejos de Egipto. El detalle de las descripciones de Aciman hacen que sus recuerdos sobre las calles, los comercios, los olores y la luz de Ibrahimiya, Mandara o La Corniche sean palpables. Como él, al terminar el libro, seguimos ahí y nos preguntamos: «Todo este cielo y toda esta agua, ¿qué haces con tanto azul una vez que lo has visto?».