Mañana, mañana, mañana

Mercedes Corbillón FUGAS

FUGAS

28 may 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Así acaba Faulkner una carta a su amante, y amada, Meta Carpenter. Le dice más cosas en una nota escrita en 1936 y que seguramente nunca imaginó que leyese nadie más que su destinataria, pero podría haber escrito solo eso, mañana, mañana, mañana, y los que amamos con pasión alguna vez lo habríamos entendido. Se ve que los grandes escritores también en la intimidad encuentran las palabras exactas o se ve que la pasión, seas genio o no, se mide en tiempo. El que resta hasta que vuelvas a rozar el cuerpo deseado.

El narrador de Los días perfectos encuentra esas misivas del Premio Nobel en un archivo de Austin justo en el momento en el que para él ese «mañana» se derrumba. Camila, la mujer con la que esperaba reencontrarse en esa ciudad de Texas, ha cambiado de idea y ha dicho aquello de mejor quedémonos con el recuerdo. Él hace lo que todos los amantes, reconstruir su historia y contársela a la única persona que puede entenderla. A ella. No creo que haya otra manera de hacerlo. Los demás no estaban allí y el amor, cuando intentas contarlo, se va deshaciendo entre tú y tu interlocutor, desmoronándose a medida que las palabras salen de la cámara hiperbárica donde solo caben dos.

Hace unos meses, Ana, que es periodista, me preguntó si estaba escribiendo algo. En España todos estamos escribiendo algo, así que le dije que sí, que estaba escribiendo sobre el amor. Ah, me contestó, es un tema que me interesa mucho, porque no tengo ni idea de lo que es. A veces pienso en aquella conversación. No sé qué quería decir Ana con su extraña respuesta. Creí que todos habíamos vivido el amor o, en su defecto, lo habíamos inventado, porque, de existir, el amor es la mayor de las invenciones. Sin embargo, a veces sucede y, real o no, convierte los días en una sucesión de instantes perfectos sin necesidad de una canción de Lou Reed.

Son pocos, pero, como dice Luis, el protagonista de Jacobo Bergareche, «la vida es poco más que haber pasado un solo día como el que él narra».