Frances McDormand, el rostro sin adornos del cine

FUGAS

02 abr 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Para los amantes de las grandes interpretaciones, esas que no necesitan maquillaje, prótesis ni alardes de vestuario, el rostro desnudo de Frances McDormand es un reclamo más que suficiente para lanzarse al cine. El pasado viernes llegó por fin a España Nomadland, la película de Chloé Zhao que podría dar a la actriz su tercer óscar. A sus 63 años, McDormand no tiene nada que demostrar. Ha triunfado en el cine, en el teatro, y se ha labrado una carrera a golpe de papeles fuertes, poco convencionales y muchas veces arriesgados. Sangre fácil fue su primera película, su debut y el de los hermanos Coen como directores. Y a ellos está ligada su carrera… y su vida: desde 1984 está casada con Joel Coen y con ellos ha rodado como protagonista también Fargo (su primer óscar), El hombre que nunca estuvo allí y Quemar después de leer, además de aparecer con papeles más pequeños en otras películas, como Muerte entre las flores, Barton Fink y El gran salto.

HISTORIAS QUE CONTAR

Pero la actriz ha trabajado también para directores como Alan Parker, en Arde Mississippi, Ken Loach en Agenda oculta, Robert Altman en Vidas cruzadas o Wes Anderson en Moonrise Kingdon. En el 2017 arrasó con Tres anuncios en las afueras, su segundo óscar y un recordatorio, por si a alguien le hacía falta, de que a los 60 años las actrices de su generación tienen más que decir que nunca. Y lo hizo, en la propia gala, cuando pidió a todas las mujeres nominadas que se levantaran de sus asientos y reclamó a los peces gordos de Hollywood que, en lugar de hablar con ellas en las fiestas de aquella noche, las llamasen a sus oficinas en un par de días. «Todas tenemos historias que contar y proyectos propios que financiar». Su último estreno, Nomadland, es una de esas historias. Con ella, McDormand podría llevarse su primera estatuilla como productora, ya que la película es una de las favoritas para el premio grande.