Carolina Durante: «Hay mucha pedantería en quienes encabezan los festivales»

FUGAS

cedida

Hace tres años, tan solo uno de ellos sabía tocar algún instrumento. Hoy no paran de girar y su disco está en las listas de los mejores del 2019

18 ene 2020 . Actualizado a las 00:52 h.

Lo de revelación ya les queda pequeño. Siguiendo el paradigma punk, cuatro amigos de 20 años, apasionados de los festivales, crearon una banda sin tener ni idea de tocar. Pero dieron con la tecla exacta y enseguida llamaron la atención. Después llegó Cayetano y todo se salió de madre. Muchos pensaron que sería flor de un día. Aquello de la flauta y la casualidad. Y en esas estaban cuando se toparon de bruces con un discazo de debut al que pocos peros se le pueden poner, como evidencia el que se haya colado en muchas de las listas de lo mejor del 2019. «Nosotros hemos sido los primeros sorprendidos», reconoce Martín Vallhonrat, bajista del grupo. «Pero ya pasó. Ahora ya estamos centrados en otras cosas».

­—«Lo que cambian las cosas en un año», decís en una de vuestras canciones.

—Pues sí. Si tuviésemos que definirlo solo se me ocurre la palabra «locura».

­­—¿Fantaseáis con cómo seréis dentro de, por ejemplo, cinco años?

—Los objetivos que tenemos a menos de un año vista son lo suficientemente grandes como para no tener que mirar tan lejos. Nunca hemos tenido un plan a largo plazo.

­—Entre esos objetivos está eso que decís en «Las canciones de Juanita»: «No sonamos mal, sonamos mejor que ayer».

—Sí, sí, le metemos muchas horas. Empezamos con nula experiencia pero todos estamos haciendo muchos esfuerzos por aprender y por sonar mejor. Y sinceramente creo que lo estamos consiguiendo.

­—¿Y Diego canta mejor que ayer también?

—[Se ríe] El objetivo no es que cante bien, es que diga las cosas claras, altas y que transmita. Sin duda, una de las cosas que nos ha hecho llegar hasta donde estamos ha sido esa energía que transmite Diego.

­—El disco desconcertó a mucha gente. Pasasteis de parecer un grupo pijo de pop a poco menos que un grupo de punk.

—Nunca fuimos un grupo ni pijo ni de pop. El equívoco surgió con el videoclip de Cayetano. Y como ese vídeo fue el que nos llevó al gran público mucha gente se quedó con esa opinión. Lo cual no nos ha intranquilizado nunca. Sabíamos que el disco no tendría nada que ver con eso. Pero tampoco diremos nunca que somos un grupo punk. Para eso aún tenemos mucho que demostrar. Es una palabra muy grande.

­—Cuando se os citan conexiones, siempre salen Los Nikis o Los Punsetes. Pero desde Galicia también las vemos con los primeros Siniestro, Aerolíneas... ¿Es así?

—Sí, obviamente. Nos gustan mucho y hemos crecido escuchándolos. Aunque cuando nos planteamos hacer el grupo no los tuvimos como una referencia directa.

­—¿Quiénes lo eran, entonces?

—Creo que a quien más nos podríamos acercar, incluso por temáticas, es a Parálisis Permanente.

­—Uno de vuestros caballos de batalla es reivindicar el sentido lúdico de la música.

—Es que viendo quien está copando los festivales en España vemos demasiada intensidad, mucha moñería... pedantería incluso. A nosotros lo que nos gusta es ir a los conciertos o a los festivales a pasárnoslo bien, a meterte en el pogo, a corear canciones divertidas... Sí, nosotros teníamos claro que queríamos recuperar eso.

­—¿Tenéis la sensación de ser esa «generación vacía» de la que habláis en «No tan jóvenes»?

—Igual no soy yo el que más identificado se siente con esa definición pero sí que creo que dentro de nuestra generación hay mucha gente que tiene esa sensación. Muchos chavales que pensaban que a los veintitantos su vida iba a ser otra cosa. Y ahora se dan cuenta de que no, tío, no.

­—Da la sensación de que habéis descubierto dónde se pulsa el botón que determina el éxito o el fracaso. Bandas con grandes músicos que llevan muchos años intentándolo no lo consiguen y vosotros, sin apenas saber nada, llegáis y arrasáis.

—Ha habido varios factores que han jugado a nuestro favor. Uno de ellos claramente es la edad. El discurso que tenemos hace que el público se identifique con nosotros, que muchos digan: «Mira, esos chavales podríamos ser nosotros». Y luego, obviamente, hay un punto de sensibilidad musical. Nosotros llevamos consumiendo música y escena desde que somos enanos. Sabemos qué nos gusta y qué no nos gusta y a qué queremos sonar.

—Una semana salís en Vanity Fair y la siguiente en el Rock & Birras o en Shangay.

—Ya, hay una horizontalidad muy grande. No sé, caemos simpáticos.

—¿Qué pensáis cuando leéis cosas como «El rock del futuro será lo que a Carolina Durante les dé la gana»?

—Que hay periodistas que nos quieren mucho [se ríe]. Pero ojalá no sea así.

  •  VIGO ROUGE SÁBADO, 22.30

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