Pedro Pastor: «No creo que tenga que aplacar la rabia o la ira que hay en mí»

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«Prohibir es siempre un error», asegura el madrileño que, más allá de las polémicas, firma un gran disco de renovada canción de autor

04 oct 2019 . Actualizado a las 08:16 h.

La cancelación de su concierto en Madrid ha reportado a Pedro Pastor una notoriedad que en buena lid le debería haber correspondido por lo que Vulnerables, su último disco, supone para la canción de autor española. Se renuevan estéticas, actitudes y sonoridades, pero se mantiene la poética y la carga de compromiso. Con las libertades, con la salud del planeta y con la de uno mismo.

-¿Se acabó lo del tipo lánguido y tristón a una guitarra acústica abrazado?

-Yo soy cantautor desde mi compromiso social y con la palabra, desde la sensibilidad y hacia la belleza. Pero en Vulnerables, mucho más que un cantautor descubrirás un disco de músicas de mundo. El primer tema es una cumbia encubierta, el segundo una especie de neosoul, el tercero es funk... hay una champeta, que es una música afrocaribeña, un 5x8 que es un ritmo castellano... Creo que sí, que nos alejamos bastante de los tópicos, ¿no?

-Casi, casi, es un folklorista.

-No me atrevo a decir tanto pero sí que llevo años investigando los folklores del mundo. En España tenemos un problema y es que el franquismo se apropió del folklore, con lo cual ha pasado a ser algo casposo, incluso para las siguientes generaciones. Quizá por eso ponemos más la mirada en lo que se hace fuera, en Latinoamérica por ejemplo. Bueno, en Galicia también lo habéis asumido con naturalidad. Puedes escuchar una muiñeira y la gente lo recibe bien. En Madrid escuchas un chotis y sales corriendo.

-Recientemente, has dicho que Galicia goza de las mejores salas del circuito de la canción de autor de España.

-No solo de autor, de la canción en general. Y no es algo nuevo. Lleva siendo así desde hace 30 años. En Madrid, que es donde se supone que están casi todos los músicos, no hay salas de 300 personas que sean accesibles, que tengan un buen sonido y que te ofrezcan un buen trato. Pues en Galicia hay un montón.

-«Joder es necesario para salvaguardar la especie», dice en una canción. Explíquese, más allá de lo evidente.

-[Ríe] Molestar y no conformarse es necesario. Y es que más allá de la falta de valores, de moral y de derechos humanos hay un asunto que me parece aún más grave, que es la falta de concienciación ante el respeto al espacio que habitamos. Vamos de cabeza hacia la catástrofe.

-Molestar, incluso aunque acarree consecuencias, como fue en su caso.

-Por supuesto. El miedo no puede apoderarse de nosotros, porque esa es la estrategia. Cuando el poder intenta limitar tus libertades a través de la censura, el resultado final que realmente está buscando es que te autocensures.

-A C. Tangana también le suspendieron su concierto aunque por motivos diferentes. ¿Qué le pareció?

-Fue un error. Es cierto que el concierto de C. Tangana se canceló por una petición popular a través de una recogida de firmas. Pero ni aun así estoy de acuerdo. Yo, por supuesto, no contrataría a un músico que lleva contenidos machistas en sus letras. Buscaría otros artistas más inclusivos. Pero quien lo contrató debió seguir adelante con ello. Prohibir siempre es un error.

-En otro tema dices: «El odio hiere más a quien lo siente que a quien se dirige». ¿Queda en Pedro Pastor algo de odio?

-Sí, claro. El odio, la rabia y la ira son sentimientos que están ahí y no creo que haya que aplacarlos. Hay que convivir con ellos. Incluso son herramientas que en un momento dado puedes utilizar a tu favor. Fingir que en mí no queda nada de esa parte oscura sería absurdo.

-«La que va a liarse si nos aliamos», canta en «Soledades». Pues vaya, al final se ha liado, sí, pero por no aliarse.

-Sí, es tremendo. Y ya no se trata solo de formar un Gobierno, sino de cualquier otro ámbito. Es una cuestión de mirar a tu vecino, de empatizar con él, de tener una comunicación fluida y hacernos la vida más fácil. No sé cómo ha sido ni en qué momento nos han mandado parar y complicarlo todo, para estar siempre quejándonos, para buscar en qué lo hace mal el otro... No sé cómo han logrado engañarnos así pero la jugada les ha salido perfecta.

-¿Se siente representado por algún vector de la clase política?

-Mira, yo parto de la base que los políticos son un reflejo de la sociedad. Nos pasamos la vida echándoles la culpa de todo pero son nuestra viva imagen. Por eso no creo en la macropolítica ni creo en la democracia. Es un juego amañado. Ejerzo mi derecho a voto, sí, pero luego intento hacer micropolítica que creo que es la que realmente sirve. Así que más autocrítica y menos «no nos representan» porque quienes no nos representamos somos nosotros mismos.

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