Los libros también tienen sus influencers en Galicia

FUGAS

MARCOS MÍGUEZ

Suman miles de seguidores y no son críticos, solo les gusta leer. Sus cuentas pueden ser la mejor campaña de fomento de la lectura

19 mar 2019 . Actualizado a las 13:38 h.

Las redes sociales son un contenedor donde uno se puede encontrar de todo. En Instagram, la que reina en el campo de las imágenes, abundan las fotos de comida, viajes y moda. Cada cierto tiempo, algún experto alza la voz y alerta sobre los riesgos de un universo digital que fomenta el ego. Otros critican su inducción al cotilleo, a la dependencia de saber sobre la vida de los otros. Pero, en el mundo de los likes y las stories, también existe el lado bueno de las cosas. Si se teclean etiquetas como booksgram o booktubers, cualquier escritor o editor puede coger aire. La gente, a pesar de lo que difunden las encuestas, lee.

La red social de las imágenes fue una excusa para compartir las lecturas que estaban disfrutando, o las que los habían decepcionado. Así comenzaron las cuentas de Nuria Piñeiro, Lorena Bembibre, Xacobe Pato Gigirey o Bea Osorio. Estos cuatro gallegos suman miles de seguidores en Instagram. No son críticos ni trabajan para una poderosa editorial. El más vinculado a la esfera literaria es Xacobe, librero en Santiago.

Como con sus amigos no siempre pueden hablar de libros (los cuatro leen una media de 50 al año) decidieron volcar sus intereses en la nube. ¿El resultado? Cientos de seguidores se dejan guiar por sus comentarios. Y, aunque a ninguno de ellos les gusta la palabra influencers, bien podrían ser su equivalente en las letras.

Autodidactas y sinceros

Lorena Bembibre, que de profesión es médica de urgencias en el Chuac, define sus post como «de andar por casa». En Instagram es @loenlasnubes. Tiene más de 17.000 seguidores. Su media de títulos al año anda cerca de los cien. «Desde cativa me lembro cun libro na man. Eu non pretendo facer reseñas, non son unha experta, só escribo comentarios. Van como dirixidos ao autor, un de ti a ti. Cando non me gusta o que leo, tamén o digo. A honestidade poida que sexa a clave. Un punto de vista de verdade», explica esta «comentadora de libros».

A honestidade poida que sexa a clave. Un punto de vista de verdade

SANDRA ALONSO

Xacobe, @xpgigirey en la red social, coincide a la hora de valorar la repercusión de sus cuentas. «Non fago unha crítica canónica ou tradicional, comparto impresións. Na libraría si que me podo definir coma un prescriptor. En Instagram, non. Non dirixo o que digo a ninguén en concreto», cuenta. Con todo, es consciente de la cantidad de gente que le comunica que ha leído una novela gracias a sus críticas amateur. «É como ir no autobús ou no tren e ver que alguén vai lendo. Tentas guichar que está a ler dunha forma do máis impúdica», sonríe.

Nuria Piñeiro es estudiante universitaria en A Coruña y en su perfil destila un gusto por la estética y los libros que enganchan. «Cando les recomendacións na prensa e logo ves que o libro non é o que dixeron, é decepcionante. É como calquera produto, funciona mellor o boca a boca que un anuncio na televisión. A literatura ten que competir con moitas formas de ocio. Dá moita rabia un libro malo. Perdes 25 euros e moitas horas», cuenta Nuria, o @nuriapy en la red.

Esta forma que temos de achegarnos á literatura, sen querer ser eruditos, atrae

MERCE ARES

Son sinceros, y eso se valora. «Comencé como una distracción. Ahora, hasta una chica de México me dijo que encargó un libro al que llegó gracias a mi perfil. Tardó semanas en recibirlo porque allí no se había editado», exclama Beatriz Osorio, o @pippi_calzas. Desde Padrón, sus actualizaciones dan la vuelta al mundo. «Esta forma que temos de achegarnos á literatura, coma un máis, sen querer ser eruditos, atrae», opina Lorena, que no duda en afirmar: «Ler está de moda». Nuria, asiente: «Lemos máis que nunca, o problema pode estar no que lemos».

Contagiar libros

Con esta repercusión, las editoriales empiezan a ponerse en contacto con ellos. «Moi puntualmente, os libros que teño son case todos das bibliotecas, as da Coruña, polo menos, teñen uns fondos estupendos!», insiste Nuria. También Lorena. Acaba de devolver Un caballero en Moscú. «O último que quero é perder a miña independencia por un libro». Bea también lo lleva por delante: «Siempre son opiniones neutrales». Antes de terminar, hace una pequeña revelación. «El ejemplo de lo positivo que puede ser esto lo tengo en casa. Mi hermana no leía nada, hasta que empezó a ver estas cuentas. Ahora devora novelas de 700 páginas».

El ejemplo lo tengo en casa. Mi hermana no leía nada, hasta que empezó a seguir estas cuentas

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