Pequeños libros para sentirse grande

FUGAS

Son pequeños pero infunden grandes esperanzas en el poder de la literatura para emocionarnos o cambiar nuestra manera de ver la vida. Sumaríamos más, pero queremos ser breves.

13 oct 2018 . Actualizado a las 14:46 h.

1. «ESPERANDO A MÍSTER BOJANGLES»

Un tema de Nina Simone, que también ha interpretado Robbie Wiliams, suena en esta primera novela de Olivier Bourdeaut, una sencilla carta de amor a los padres que escribió en Altea, y al parecer de manera casual. La luz se cuela como el sonido del jazz en la experiencia del que lee esta novelita salada y nutritiva sobre una familia que se salta todos los requisitos para ser normal. Padres en apuros, desbordados por la rutina escolar, este libro es muy para nosotros, para preocuparnos menos de pequeñeces y bailar más. Y para todos los que quieran disfrutar, reír y llorar con una partitura loca, naíf, extravagante y muy divertida.

2.  «EL PELIGRO DE LA HISTORIA ÚNICA»

«Las historias importan. Las historias se han utilizado para desposeer y calumniar, pero también pueden usarse para facultar y humanizar. Pueden quebrar la dignidad de un pueblo, pero pueden restaurarla», pronuncia esta autora africana que nos ayuda a enfocarnos de otra manera, más allá de nuestra experiencia, nuestro entorno y sus limitaciones. Hay que seguir a Chimamanda (espléndidos cuentos Algo alrededor de tu cuello). El peligro de la historia única, un discurso en papel, se puede apreciar en un café ¡de 15 minutos! De postre, un epílogo memorable sobre el amor hacia esos libros que nos llevamos a escondidas al baño.

3. «EL ARTE DE SER FELIZ»

Inesperado en Schopenhauer, El arte de ser feliz puede ser una lamparita para la noche, con 50 reglas para la vida de cualquier persona que aspire a ser feliz. «La limitación hace feliz», nos descubre el filósofo en una de esas reglas no de oro, de ingenio, de este clásico ilustrado con arte por Elena Ferrándiz, que en muchos casos beben de La ética a Nicómaco, de Aristóteles. «La felicidad no es cosa fácil. Es muy difícil encontrarla en nosotros mismos, e imposible encontrarla en otro lugar», otra recta. Dos horas diarias de actividad física al aire libre es otra de esas 50 propuestas filosóficas vitales para ser felices. ¿Nos ponemos?

4. «EL CAMINO»

Quienes han leído esta joya no olvidan a Daniel el Mochuelo, Germán el Tiñoso o Roque el Moñigo. Tampoco a Uca-Uca («¡No te quites las pecas!»). El camino es una de las novelas de transición a la edad adulta más emocionantes que se han escrito (y de las más celebradas del catálogo escolar de los que fuimos a EGB). Todas las dudas, miedos y sentimientos que enciende el viaje de Daniel del campo a la ciudad para estudiar bachillerato recomponen un mundo perdido, recuperado. Este es un camino de vuelta a la naturaleza y a la infancia, un viaje hacia el interior de un niño que debe crecer. Y teme el fin de su mundo.

5. «VIVIR BIEN LA VIDA»

Para triunfar hay que saber fracasar, dice en sí misma la vida de J.K. Rowling, la celebridad que más dinero ingresó el año pasado, según Forbes. La creadora del mago Harry Potter, que saboreó el éxito tras divorciarse, quedarse en paro y criar sola a su hija, afrontando episodios depresivos ofrece en Vivir bien la vida un discurso que dio en Harvard y se sostiene en dos máximas: saber convertir los fracasos en éxitos y valorar la importancia de la imaginación para girar nuestras vidas. «Tal vez ustedes nunca fracasen a la escala que yo lo hice, pero algunas fallas en la vida son inevitables. Es imposible vivir sin fallar», asegura.

6. «LAS PEQUEÑAS VIRTUDES»

«No el ahorro, sino la generosidad; no la prudencia, sino el coraje; no la astucia, sino la franqueza; no la diplomacia, sino el amor al prójimo; no el deseo de éxito, sino el deseo de ser y de saber», nos guía Natalia Ginzburg en este gran libro de cuentos-medicina, en clave autobiográfica, que nos emocionan y previenen sobre las pequeñas virtudes, invitándonos, en cambio, a enseñar a nuestros hijos a aprender y cultivar las grandes. Desde la complicidad, la memoria y el hondo conocimiento de la naturaleza humana, la maternidad, el amor, la amistad y el dolor, Ginzburg escribe un breve inmortal. Para no perder nunca de vista.

7. «HISTORIA DE UN CARACOL QUE DESCUBRIÓ LA IMPORTANCIA DE LA LENTITUD»

«¿Por qué es tan lento el caracol?», le preguntó a Luis Sepúlveda su nieto Daniel siguendo con atención el avance de un caracol. La respuesta es una gran historia breve «para jóvenes de 8 a 88 años» que nos invita a descubrir el País de los Dientes de León y seguir a un caracol que quería saber por qué era tan lento. Este es un viaje con buenas preguntas que empieza en el momento en el que un caracol se pregunta, entre otras cosas, por qué no tiene nombre. «Basta ya de preguntas insensatas. Si insistes, te expulsaremos del prado», le dijo uno de los caracoles viejos. No tuvieron que echarlo, se fue. Y llegó lejos. Lento y seguro.

8. «HELENA O EL MAR DE VERANO»

Apareció en el 52 y fue considerada una de las obras más extraordinarias de la literatura de posguerra. Acantilado recobra la luz y el viento del primer amor en Helena o el mar del verano, la única novela de Julián Ayesta (Gijón, 1919-1996), una maravilla que revive un verano (en el que caben juntos y revueltos todos los veranos inmensos de la infancia) en el Norte. El aire poético distingue el sabor de este relato, sutil crónica de lo que es el sentimiento amoroso cuando nos descubre. Aquí no hay intriga ni acción, hay mar y playa y una inocencia antigua, un aire a Proust en flor. Helena o el mar del verano solo hay una. Inolvidable.