«El final del Camino», una intriga con mucho ADN gallego

FUGAS

MARTA CARBALLO / NACHO L. TELLA

Santiago y la construcción de la catedral como punto de partida. Escenarios y muchos actores gallegos para dar vida a las aventuras de «El final del camino». ¿Quieren conocer cómo se vive desde dentro? Los protagonistas dan las claves

27 ene 2017 . Actualizado a las 18:41 h.

Acaban de colarse en el salón de casa. Llegan desde el siglo XI y con Compostela y la construcción de la catedral como telón de fondo. ¿Pero es todo historia? «Non», se apresuran a aclarar Fernando Morán y Miguel Ángel Blanco, dos de los actores gallegos que protagonizan El final del camino, la serie producida por Voz Audiovisual, de la Corporación Voz de Galicia, que los miércoles acompaña a los espectadores en La 1 y en la TVG. ¿Qué ofrece entonces? Aventuras. Amor. Lealtad. Intriga. Traición. Acción. Lucha de poder. Venganza. ¿Buenos? ¿Malos? Que nadie se confíe después de ver las tres primeras entregas. Aún resta mucho. Lo advierten parte de los protagonistas. Solo hay que verlos posando recreando la imagen de la Última Cena (aunque son doce y no trece) en el Hostal dos Reis Católicos, en plena meta del camino, donde se reunió parte del elenco gallego. ¿Quién es el traidor? No dan pistas.

Los actores explican que fueron los primeros conquistados por la serie que tiene como hilo conductor a los hermanos de Catoira, a los que dan vida Antonio Velázquez, Javier Rey y Guillermo Barrientos. Una de las primeras reacciones tras leer el guion fue, en muchos casos, acudir a Google. La Wikipedia echó una mano y los asesores históricos, otra. Querían saberlo todo de Gelmírez, doña Urraca... Es la historia de Galicia, la sienten más cercana y por nada querían perdérsela. «Fala de cousas moi nosas», destaca Antonio Mourelos, que encarna a un noble gallego.

¿Su personaje es real? «A princesa Adela de Normandía si que existiu, pero a trama non é real», explica María Mera. Lo mismo le pasa a Fernando Morán, que da vida al maestro Bernardo, primer constructor de la catedral. Su personaje tiene un predecesor de carne y hueso, pero recuerda que no se trata «dunha recreación histórica, senón que é unha serie de aventuras». Así, ponen énfasis en la intriga y su ritmo trepidante, no en tomarse todo al pie de la letra.

En el repaso por la serie participaron Miguel Ángel Blanco, Antonio Durán Morris, Fina Calleja, Antonio Mourelos, Isa Naveira, Carlos Villarino, Xabier Deive, María Mera, Xavier Estévez, Fernando Morán, Carolina Vázquez, Déborah Vukusik, Nacho Castaño, Dani Trillo y Axel Fernández. Ellos saben bien el oficio de meterse en la piel de otros, pero, en El final del camino, toca viajar en el tiempo para ponerle rostro a antepasados. ¿Y cuál es la mayor dificultad? Coinciden en que vestirse de época. «Os traxes pesan moitísimo», recuerda Carolina Vázquez entre risas. Miguel Ángel Blanco, que ejerce de Capitán del Rey, lo confirma. Le toca soportar veinte kilos de malla. Aún no se le olvidó la primera vez que se subió al caballo portándola. Pero no solo eso, se pasó el verano en clases de esgrima para aprender a luchar con la espada. También Isa Naveira recuerda las agujetas que sufrió después de subirse en un día diez veces al caballo con la ropa de época. A Dani Trillo, que junto con Nacho Castaño formó parte del grupo de constructores de la catedral, no se le olvida tampoco la tarde entera picando piedra.

Además a nivel interpretativo supone un reto. Xavier Estévez explica que la buena ambientación, con decorados y vestuario, es una ayuda primordial. Pero hay más. «Teño feito personaxes moi atormentados, pero isto é época, entón trasladarte ao século XI é difícil porque todo ten unha intensidade moito maior», explica Antonio Durán, Morris, que encarna a Odamiro, el abad de Antealtares. Por su parte, Fina Calleja, que da vida a Jimena, la dama de compañía de la reina Constanza de Borgoña (Cristina Castaño), apunta: «Os actores actuamos con moitísima contención para favorecer a acción, que é o fundamental. É unha serie na que acontecen moitas cousas e cun ritmo trepidante».

Una de las caras jóvenes del reparto es Axel Fernández, que encarna al obispo Gelmírez cuando era niño. Para él, el reto está en hablar en castellano antiguo e «intentar reflejar al Gelmírez de mayor, porque es un personaje maquiavélico».

Vínculo emocional

SANDRA ALONSO

La recreación de la historia de Santiago en la ficción representa un aliciente añadido. Cuando esta semana los actores se daban cita en el Hostal dos Reis Católicos, dirigieron su mirada a la catedral. «Podemos dicir que aínda está en obras», bromeaban entre ellos, en alusión a que los andamios ocupan la fachada. «Hai un vínculo emocional, é como un plus», asegura Miguel Ángel Blanco. En ese sentido, Carlos Villarino, el rey García en la serie, apunta que la trama provoca que aquello que estaba en tu memoria de historia reviva con la acción y la intriga. «Impón máis respecto porque é unha historia máis próxima, cóntanos a historia de aquí e personaxes moi coñecidos para todos, como Gelmírez», añade Morris.

Y en este vínculo a mayores, explica Carolina Vázquez, también afecta al público: «A xente que non é da serie tamén está máis implicada, senten que é de aquí, que é nosa». Un sentimiento extendido. «Hai un punto de responsabilidade maior, porque é unha historia moi nosa e dás aínda máis de ti», sentencia Mourelos.

El ADN gallego en El final del camino va más allá de los quince actores que se reunieron en el Hostal dos Reis Católicos. Algunos con amplio protagonismo, como el noiés Javier Rey, que encarna a uno de los hermanos sobre los que gira la trama, Pedro de Catoira, o una de las figuras claves femeninas: Cristina Castaño, la reina Constanza de Borgoña. Pero hay muchos más para compartir escena con caras conocidas como las de Antonio Velázquez (Gonzalo de Catoira), Guillermo Barrientos (Esteban de Catoira), Begoña Maestre (Elvira), Asier Etxeandía (Alfonso VI) o Juan Fernández (Diego Peláez). ¿Ya los han descubierto? Parte estarán presentes en los ocho capítulos, otros ya han desaparecido -«porque a morte está moi presente, na época a vida tiña un valor menor», recuerda Miguel Ángel Blanco-, y otros aún llegarán. Son Tito Asorey, Manuel Regueiro, Monti Castiñeiras, Lucía Regueiro, Mariana Expósito, Alfonso Agra, Miguel Borines, Raquel Espada, César Cambeiro, Fernando Dacosta, Julia Gómez, Paula Morado, Héctor Carballo, Tacho González, Salvador del Río, Marcos Correa, César Aldea, Machi Salgado, Alejandro Martínez, Guillermo Carbajo, Iñaki Rosado, Miguel Pernas, Ledicia Solá, Miguel Varela, Sergio Zearreta, Pablo Pose, Darío Loureiro, Saamira Ganay, Toni Salgado, Marcos Viéitez, Estíbaliz Veiga... Y aún hay más, por no recordar la amplia participación como extras.

¿Qué cambian más allá de vestirse de época para estas caras conocidas de la escena gallega? Para Miguel Ángel Blanco su rol en El final del camino tiene analogías con el de Serramoura. «É o Diego Bazán do medievo, tamén defende a lei», recordaba en el estreno. En cambio, para Morris su personaje tiene intereses opuestos al del alcalde Delmiro, de Padre Casares. ¿Recuerdan su lucha con los párrocos? Pues ahora, del ateísmo se pasa a ferviente defensor dela iglesia. «É totalmente diferente. Agora o abade é un talibán da fe, que non permite nin a creación da catedral», explica.

En El final del camino las mujeres tienen un papel relevante. Junto a los hermanos de Catoira, el obispo Peláez o el rey Alfonso VI, conviven personajes femeninos con una fuerte personalidad y que juegan un papel clave en la trama. «Os mesmos historiadores nos lembraban que o papel da muller no século XI era moito máis avanzado do que pensamos. Os recortes virían despois», afirma Fina Calleja. «Son mulleres fortes e valentes, de armas tomar. É moi agradecido facer estes papeis, porque se afastan doutros que se quedan máis nos clixés», recuerda María Mera, la princesa Adela de Normandía. También Déborah Vusukic, interpretando a la musulmana Naima, se une a la terna de protagonistas encabezadas por Elvira -la responsable del hospital-, la reina Constanza o Urraca.

Proyección exterior

La parte del elenco de actores gallegos que se reunió en el Hostal dos Reis Católicos, al que hay que agradecerle su colaboración para la sesión de fotos, coinciden en que esta producción de Voz Audiovisual es un escaparate para el sector gallego. «Esta vez son os actores doutros sitios os que veñen aquí», recordaba el día del estreno Xabier Deive, que encarna al mesonero Tomás. «Se tamén desexamos de maneira especial que trunfe é porque é unha produción galega», destaca Xavier Estévez. «Para o audiovisual galego supón un paso máis adiante, porque esta serie debería ser un escaparate para que se recoñeza fóra o nivel que ten», añade Fina Calleja. Y quieren aprovecharlo.