Una vida a contratiempo

Luís Pousa Rodríguez
Luis Pousa EL RINCÓN DEL SIBARITA

FUGAS

29 jul 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

«Creía firmemente que todo el mundo compartía mi pasión por el cielo nublado. Me sorprendió mucho darme cuenta de que algunas personas preferían el sol». Así era Glenn Gould, un pianista exquisito al que la vida y las multitudes sencillamente no le resultaban soportables. Cambió para siempre el estrecho concepto de solista. Después de que las partituras de Bach, Beethoven, Mozart, Brahms o Sibelius pasaran por sus manos y por los teclados de sus pianos Steinway y Chickering, la interpretación ya no se consideró nunca más como una mera reproducción de la música escrita en otro tiempo, sino como un acto decidida y dolorosamente creativo.

Recordamos ahora a Gould y su memorable versión de las Variaciones Goldberg de Bach a la luz de la publicación del cómic Glenn Gould. Una vida a contratiempo, que la autora francesa Sandrine Revel edita en castellano en el sello Astiberri.

El relato subraya las dificultades que Gould encontraba para acomodarse a una existencia convencional y cómo llegó un momento en que ya no pudo continuar con sus giras de conciertos. Por eso buscó refugio en los estudios de grabación, donde su perfeccionismo obsesivo y su talento lograron formar una colección de discos formidables, que todavía hoy, 34 años después de su muerte, se consideran obras maestras de la interpretación.

No era Gould un ser humano complaciente. Ni consigo mismo, ni con los demás. Se despachaba con frases colosales: «Soy un comunicador, un compositor y un escritor canadiense que toca el piano en sus ratos libres».

Y con quien menos congeniaba era con ese círculo de presuntos artistas que se consideraban (y se consideran aún hoy) los poseedores de la verdad absoluta y de las pócimas secretas de la creatividad:

-Las personas de las que me rodeo no son artistas. Los artistas me recuerdan a los monos apelotonados en el peñón de Gibraltar. Son personas que se preocupan tanto por su imagen que excluyen automáticamente una gran parte del mundo.