¡Infamia!

Manuel Blanco

FIRMAS

15 nov 2014 . Actualizado a las 05:00 h.

Lantero ha perdido el norte. En el fondo y en las formas. En el fondo porque despedir al presidente del comité de empresa en plena huelga supone fracturar por completo su relación con una plantilla que durante años, y eso parece haber quedado en el olvido en todo este proceso, hizo que la empresa ganase mucho dinero. El presidente del comité no es un trabajador más. Es la cara de los empleados, su portavoz, un interlocutor clave con la dirección. Sea o no legal la decisión adoptada ayer, al despedirlo, los gestores de Lantero no solo lo desprecian a él. No. También lo hacen con todos sus trabajadores. El mensaje que envía la dirección con su decisión es de otro tiempo, de aquellos en los que las empresas jugaban sin pudor al ordeno y mando y en el que los derechos de los trabajadores eran poco menos que papel de fumar. Lantero, paradojas de la vida, siempre se caracterizó por lo contrario. Por ser una firma ejemplar, leal y protectora con sus empleados, enorme competidor en sus mercados. Su deriva actual es tan triste como indigna con su pasado. Ver para creer.

Y es que si el fondo de la decisión adoptada ayer es más que criticable, las formas son directamente inaceptables. Impropias con la trayectoria de la compañía. Que la dirección comunicase a los medios de comunicación el despido del presidente del comité antes que al propio afectado es de una desvergüenza insoportable. Una infamia. Jesús López se enteró de que su destino estaba en la cola del Inem por una periodista de La Voz. El mal trago para ambos fue, como seguro comprenderán, de proporciones indignantes. El presidente del comité decía hace solo unos días que los actuales gestores de Lantero estaban incapacitados para regir los destinos de la empresa en el futuro. Decisiones como la de ayer le dan la razón.