Más de un siglo endulzando la vida

FIRMAS

monica ferreiros

A Maricola debe su nombre y su existencia a una mujer: mamá Ramona

04 may 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

A Maricola es una pastelería; un establecimiento clásico de Santa Uxía. Sí. Cierto. Pero es bastante más que eso. Escuchando su historia uno oye la de tantas mujeres trabajadoras, creadoras... Que con esfuerzo y talento pusieron blanco en épocas negras. Porque fue una dama, Ramona Parada, mamá Ramona o A Maricola, quien forjó los cimientos de este negocio en 1905. Desde entonces, en Ribeira, el postre lo pone esta familia.

Ramona Parada empezó a trabajar de niña, sirviendo en la casa de una conocida familia de Ribeira. Un religioso le enseñó a cocinar y a hacer repostería. Incluso le mostró los secretos del escabechado. El resto, lo puso su inteligencia. Su saber hacer en los fogones hizo que lo que salía de sus cazuelas se empezase a servir en bodas y todo tipo de ceremonias, incluso en los actos religiosos de pompa de la época. A Maricola, que al parecer debe su apodo al hecho de ser huérfana de padre, trabajó duro. Y vivió muchos años, y no solo porque llegase nada menos que a peinar los 103, sino porque su huella continúa más que presente en el negocio que fundó.

Tras ella, tomó las riendas de la factoría pastelera un hijo. Y luego un nieto. O más bien dos nietos. Porque la historia de esta saga no puede contarse completa sino se habla de otra dama: María José González, nieta política de mamá Ramona y que, como ella, es de esas mujeres capaces de mover el mundo con su trabajo. Ella se convirtió en la nueva Maricola. Y enseñó los entresijos de la repostería a sus tres hijos, que ahora son quienes llevan las riendas del negocio.

¿Cuándo se pasó de hacer dulces a domicilio a contar con un establecimiento propio? Ocurrió en los años ochenta, que fue cuando se inauguró el local de la calle Rosalía de Castro, donde continúa trabajando día a día esta saga pastelera. Van por la cuarta generación. Y puede que haya una quinta.

Con pasión

Se amoldaron a los tiempos. Pero las recetas de mamá Ramona siguen ahí, dando forma a las roscas y bizcochos que se hacen a pares; aportando magia a las cremas. Sus bisnietos señalan que es sorprendente la creatividad que tenía su bisabuela. De hecho, hablan de uno de sus postres, el nevado, una especie de mil hojas con masa de oreja de carnaval relleno de crema pastelera, merengue y caramelo que casi ni hacen por lo que cuesta elaborarlo. Ellos, que se llaman Andrés, José Ramón y María, explican con pasión lo que hacen en sus hornos. Y eso que en fechas como ayer, víspera del Día de la Madre, su jornada empezó de madrugada y acabó ya de noche. Pero seguían sonriendo. Así que una cosa está clara: además de poner dulce a la vida, son salados.

Van por la cuarta generación de pasteleros y puede que haya una quinta