El gobierno militar cambia de rumbo

eduardo eiroa / xosé v. gago A CORUÑA / LA VOZ

FIRMAS

EDUARDO PEREZ

El inmueble de la Ciudad Vieja será centro cívico tras pasar por 22 usos desde el año 1640

30 nov 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

La calle Veeduría, en la ciudad vieja, le debe su nombre a uno de sus edificios más antiguos, el que fue durante años gobierno militar. En él se instalaron en 1702 los veedores, un cuerpo del ejército encargado de verificar que las obras de cualquier departamento se ajustaban a la ley y de inspeccionar las tropas de la zona en la que se ubicaban.

Los veedores fueron solo uno de los organismos que pasaron por el antiguo inmueble, que a lo largo de su historia conoció hasta 22 usos y alojó a los más variados inquilinos. Allí vivieron en 1842 los infantes Francisco de Asís y Enría María de Borbón y allí residió Francisco Franco entre 1932 y 1935, como gobernador militar.

El inmueble, datado en 1520 y donado por el marqués de Montaos a la Real Hacienda en 1640, permaneció en manos castrenses casi toda su larga historia hasta que el ex ministro César Antonio Molina lo rescató para el malogrado proyecto del Circe. Ahora emprende otro camino, el de convertirse, al menos en parte, en el centro cívico municipal Salvador de Madariaga.

Restauración parcial

La obra no rescatará todo el edificio, con 2.800 metros cuadrados útiles. Unos 600 serán para ese fin social y cultural, otro pequeño espacio se dedicará a local para la asociación de vecinos. El resto ya se verá. Por el momento hay 300.000 euros presupuestados con cargo al Ayuntamiento, pero esa cantidad no llegará ni de lejos para reformar todo el inmueble, sobre todo después de que los arquitectos que hicieron las catas del inmueble, cuando llegó a manos de Cultura, con el fin de determinar su estado, lo llenaran de agujeros de generoso calibre.

Poco queda hoy del pasado castrense del edificio, vaciado poco después del 2009 para ser un centro cultural europeo que no llegó a cuajar. Quedan sus regios artesonados, las molduras de maderas nobles de las puertas, picaportes dorados, una docena de cajas fuertes y restos de lo que fueron oficinas. Algún escudo se mantiene, y se intuye todavía cómo debió de ser el elegante bar de madera, en el que sobrevive una olvidada chaqueta granate del uniforme de algún camarero.

El resto son habitaciones y pasillos vacíos que de cuando en cuando desembocan en alguna galería con vistas a Azcárraga. Los años y las reformas sucesivas tampoco trataron muy bien al gobierno militar, en el que la piedra y el hormigón se hermanan con el pladur y las maderas nobles. Uno de los patios está ocupado en gran parte por anexos sin valor arquitectónico alguno adosados en el último siglo.

La sede de Veeduría fue oficina de Tesorería del Reino de Galicia, se conoció en 1733 como casa del rey, y después como intervención militar o casa de la ordenación. La Junta Patriótica lo dejó en 1840 para oficina de rentas y gobierno civil. Sería después auditoría, patronato de huérfanos del ejército, juzgado militar y biblioteca regional.

Tuvo un buen número de ocupaciones más dentro de las filas castrenses, hasta que la desaparición de los gobiernos militares y la modernización del Ejército acabaron dejándolo sin uso. La cultura no acabó por entrar en Veeduría al primer intento. Ahora tratará de hacerlo por segunda vez, tras 350 años de uso castrense. La reforma del local será cuestión de dinero. Está por ver si cambiarle el espíritu tras más de tres siglos es posible.