Norma Aleandro se convierte en María Callas

FIRMAS

Santi M. Amil

01 nov 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

Ayer les hablaba de un mito, Michel Camilo, y hoy de una leyenda, Norma Aleandro. La actriz argentina presenta en el Colón (hoy y mañana a las 20.30 horas) la obra Master Class en la que esta gran dama del teatro se pone en la piel de la diva María Callas. Cuántos nombres ilustres en tan pocas líneas. Por cierto, el precio de la entrada es de 20 euros, pero se pueden conseguir por 12 (un 40 % de descuento) gracias al Oferplan de La Voz. Norma intervino ayer en Radio Voz. «Hay momentos dramáticos en la obra, como cuando ella pierde la voz, pero también momentos cómicos», comentó Norma.

Patchwork solidario

2La colcha que subastan la elaboraron con 2.229 piezas de solidaridad. El grupo de mujeres que participan en el taller de patchwork O Cruceiro inauguró ayer una exposición de sus trabajos en la sala de muestras del Colegio de Médicos, en Riego de Agua, y colocaron una urna para que el público pueda hacer sus ofertas (el precio de salida es de 1.000 euros) por esta fantástica pieza. «Vale mucho más, pero los tiempos están como están», comenta una de las promotoras de esta iniciativa. El dinero que consigan irá destinado a la asociación Renacer, que preside el doctor José Fernández Pernas y que ayer quiso estar en la inauguración.

Temporada de cocido

3La de la caza, de las setas, ahora en pleno auge, la del bonito, la del bacalao, la de la lamprea, duran unas semanas. Pero hay una temporada gastronómica que se prolonga casi medio año, desde ahora hasta Semana Santa. Me refiero al cocido. En los tradicionales templos donde preparan este plato estrella ya lucen las cacholas y lacones, como en Casa Saqués, en General Sanjurjo, una de las tabernas de siempre que nunca falta a la cita. Llevan preparándolo casi setenta años siguiendo la receta de siempre y con productos de casa. Ya apetece.

En el Calasanz

4Ahí tienen a los niños del colegio Calasanz felices y contentos al lado de las calabazas que decoraron. Es una tradición sencilla y maravillosa, que nada tiene que ver con la cultura del videojuego, y que a los niños les encanta. En todos los rincones de la ciudad se sucedieron entrañables escenas como la que les muestro. Es la magia del Samaín.