«Nací en el Banco de España»

xosé manuel cambeiro SANTIAGO / LA VOZ

FIRMAS

XOÁN A. SOLER

Médico y mal bailador cree que ya no hay elitismo en el gremio

27 may 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

José Marcelino García García

60 años

Médico y profesor universitario

Rincón

El Banco de España, porque ahí nací y ahí pasé buena parte de mi infancia y de mi juventud

Si uno acompaña a Marcelo por las rúas de Santiago empieza y no acaba. Es un médico muy popular y el único ciudadano que nació en el Banco de España. En el inmueble ahora remodelado vivían varias familias de empleados de la entidad bancaria. Marcelo vino al mundo en la segunda planta. En As Praterías trabajaba su padre, que antes prestó servicio en el edificio del Banco en la plaza da Universidade. Mientras nacía Marcelo, su tío Jesús paraba los botafumeiros en la Catedral. Fue el antecesor del «botafumeirista» que rigió hasta ahora los destinos del famoso incensario.

Los abuelos del doctor fundaron hace más de 90 años O Gato Negro en una antigua herrería. «La época de mi infancia fue muy bonita», dice Marcelo, que vivía en la zona de la balconada del Banco. Corría por el edificio de un lado a otro y se iba a la Raíña, junto a un cruceiro que acabaría años después en el campus. Jugaba al fútbol en la vieja plaza da Leña, visitaba a menudo a Pepe Caralladas para surtirse de fulminantes y veía la televisión naciente en el Rois.

Pálido y delgado, a Marcelo lo apodaban El Mantequillas. Le encantaban las Navidades y el bacalao, que entonces (así se lo endilgó un día a su amigo Jaime Barreiro) era comida de pobres.

Tras estudiar primaria en As Praterías y bachillerato en el Peleteiro, con bastante sangre empujando las letras, apostó por la carrera de Medicina. Cruzaba todos los días la Catedral hacia su facultad, acabó la carrera, apadrinó a su padre en sus segundas nupcias, se puso a ejercer la medicina e impartió su saber en la Escola de Enfermería. «Cogí la segunda promoción del centro», señala. El golpe del 23-F le pilló visitando a un enfermo en Meixonfrío, y alguien le espetó: «Compadre, vas a quedar sin carnavales».

Los alumnos siempre le han mostrado afecto, pero Marcelo reconoce sus defectos: «He sido mal bailador y mal ligón. Mis alumnas no me bailaban. En una fiesta de Filoloxía en Mazarelos pedí bailar cuarenta veces y recibí cuarenta noes». Se consolaba en el Desguace (Don Juan). Curiosamente, y pese a las calabazas, le eligieron cuatro veces padrino de promoción.

Una universidad

Tras un periplo de noviazgos fallidos, un día topó con Matilde, su actual esposa. Alguien le dio seis meses de vida matrimonial y lleva 19 años. «Con Matilde me tocó la lotería», dice.

Marcelo sitúa la medicina compostelana en un pedestal. Buenos profesionales y buenas dotaciones. «Lo que me disgusta es que mucha gente se va fuera, y es una pena. No debería primar el enfoque económico sobre el sanitario y el científico. Y no debería verse la sanidad con ojos privatizadores. No es bueno». Le gustaría que no hubiera tantos macrohospitales y sí centros próximos a los usuarios.

Lo que sí considera «una grave equivocación» Marcelo es la creación de tres universidades. «Estoy en contra de un centralismo en Santiago, pero a favor de un reparto racional de especialidades. ¿Por qué tiene que haber tres facultades de una misma carrera en tres sitios?»

Marcelo es un médico muy campechano y mezclado con la calle. ¿Por qué esa fama de elitistas y alejados del vulgo de los médicos? «No lo sé, pero creo que eso en gran medida está ya desapareciendo».

compostelanos en su rincón josé marcelino garcía garcía