Diurnes en el CTB

Juana P. Luna

FIRMAS

JUANA P LUNA

01 abr 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

A principio de los años cincuenta y con el fin de ahondar en las posibilidades expresivas que la cerámica le ofrecía, Picasso decidió irse a vivir a un pueblo francés llamado Vallauris, y fue aquí donde conoció al joven fotógrafo francés André Villers. Vallauris es un pueblo situado en la Provenza francesa, a los pies de los Alpes marítimos y que moja estos en plena costa azul, lugar de preciosos paisajes alpinos que goza de un agradable clima mediterráneo. Villers salía de una grave enfermedad, por lo que vivía en un sanatorio de la localidad y fue aquí, durante los tediosos días de internamiento, que empezó a interesarse por la fotografía. Apenas tenía el fotógrafo 20 años cuando conoció al genial artista y a este le cayó tan bien que le permitió estar presente incluso durante el proceso artístico. Fue así como se inició el proceso de colaboración del cual nació Diurnes y que durante estos días podemos visitar en el Centro Torrente Ballester de Ferrol.

La colaboración entre ambos se inició con la fotografía y seguimiento del francés sobre la cotidianidad del artista malagueño, pero fue tan intensa la relación que desembocó en la creación de un millar de obras, de las cuales se seleccionaron la treintena expuestas en el Centro Torrente Ballester bajo el título Diurnes, eneferencia al día a día, a lo cotidiano. André Villers fotografiaba todo lo que le rodeaba, la flora, el paisaje, los detalles que envolvían su pequeño mundo, el mar? Tenía un interés especial por las texturas, los suelos, las rocas, el movimiento del agua. En el momento de su colaboración con Picasso comenzaba a investigar con la fotografía, a experimentar. Mostraba al maestro su trabajo y era este el que decidía, recortaba y manipulada las fotos hasta conformar un colage, que de nuevo era fotografiado por Villers para su reproducción final.

Picasso recortaba las fotos y las combinaba con sombras de papel negro ofreciendo así su universo mitológico. Vemos la figura del Toro y la tauromaquia en Le magicien aux toros; las cabras, en muchos de los colages, como personajes incluso sonrientes, en un primer plano recortada su silueta bien sobre un fondo de tablas, bien sobre un fondo bordado. También están los gatos repetidamente, solos o en cantidad, y cómo no, la paloma en L?homme à l?oisseau.

Sin duda todo aquello en lo que nuestro prolífico artista ponía el ojo se convertía en un éxito, o tal vez resulta que es al contrario y que Picasso tenía la capacidad de apreciar todo aquello que de por sí era bueno y de sacarlo para que el resto de los mortales pudiéramos apreciarlo. En cualquier caso era un genio, un trabajador incansable de esos a los que las musas no dejaban de asistirle, y una personalidad única del arte.

CRÍTICA DE ARTE

Centro Torrente Ballester

Hasta el 15 de abril

De 11 a 14 y de 19 a 21.30, de martes a sábado; y de 11 a 14, los domingos