Las aceras del centro de la ciudad necesitan una urgente revisión

Javier Becerra
Javier Becerra A CORUÑA / LA VOZ

FIRMAS

Viales como Federico Tapia o Ramón de la Sagra presentan un estado pésimo

24 ene 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

El centro de la ciudad se resquebraja día a día. Si se tomasen las aceras como su piel, se podría decir que las arrugas de esta se han convertido en un serio problema. En teoría, se trata de una de las zonas coruñesas en las que más se invierte a nivel de infraestructuras. También a las que más mimo se le da en el plano estético. Un simple paseo -tropezando con algunas losetas rotas, mojándose por los charcos que generan estas o simplemente frunciendo el ceño al ver las aceras-, sirve para constatar que aún queda mucho camino por recorrer.

Los vecinos hablan de ello. Dicen que todo se ha descuidado en los últimos años. Dejando a un lado la Pescadería, con un nivel bastante aceptable de conservación, el Ensanche presenta carencias que demandan una solución antes de que el problema vaya a mayores. Hay calles peores que otras. Entre las primeras cabe señalar, por ejemplo, Federico Tapia. Aunque ya en el tramo colindante con Ramón de la Sagra el piso se resquebraja, a la altura del Colegio de Abogados clama por una recolocación de las losas. Además del riesgo de que un viandante se enganche en una de ellas, existe la molestia añadida de esquivarlas en días se lluvia para no empaparse los pies.

Sin llegar a esos extremos, Ramón de la Sagra también demanda un lifting general. Cuesta encontrar un metro cuadrado de acera sano, sin grietas. En un plano menos grave se encuentran tramos de Marcial del Adalid, Fernando González, Payo Gómez y Teresa Herrera a los que tampoco les vendría nada mal un adecentamiento.

Plazas que necesitan arreglos

Las plazas también lucen sus particulares imágenes chirriantes. En San Pablo, por ejemplo, varios de los bordillos han sido reventados. En la plaza de Vigo, por su parte, se pueden ver algunas de las losas frente al Registro Civil están sueltas. Y frente al Palacio de Justicia, en la plaza de Galicia, se suceden los destrozos en su suelo.

Los puntos negros se suceden en otras calles. Algunos escondidos, como en Pintor Joaquín Vaamonde, y otras más visibles, como en la calle Ferrol haciendo esquina con Arzobispo Lago, otro vial repleto de carencias. Junto a desperfectos en salidas de garaje conforman un cuadro que pide revisión.