Ojos que vigilan desde el aire

FIRMAS

MIGUEL VILLAR

La aeronave «Cuco» de la brigada contra incendios de la Guardia Civil, puede recorrer en tres horas todo el cielo gallego

08 sep 2012 . Actualizado a las 07:00 h.

Una y media de la tarde. Cuco se eleva sobre el helipuerto de la Comandancia de la Guardia Civil de Ourense. Su misión, como todos los días desde que comenzó la temporada de alto riesgo de incendios, es recorrer desde el aire las zonas en las que la alerta es mayor y, avistado un foco, acercarse para valorar la superficie y los medios que puedan ser necesarios antes de dar aviso. Si en las inmediaciones del foco se observa la presencia de algún sospechoso, el piloto descenderá para que los agentes lo identifiquen.

Pero la de hoy no es una tripulación habitual. A los dos pilotos que habitualmente dirigen a Cuco, así denominan a una de las dos naves que forman la Unidad de Helicópteros del instituto armado, con base en el aeropuerto coruñés de Alvedro, se han sumado esta vez varios periodistas ávidos por descubrir otro modo, quizás el menos conocido, de luchar contra los fuegos forestales. Y sin Biodramina.

En segundos el helicóptero alcanza los 300 pies de altura. Comienza el vuelo de reconocimiento. Con una velocidad de 200 kilómetros por hora -120 nudos- deja atrás enseguida la ciudad de As Burgas en dirección a la comarca de Antela. Hay una razón para ello y es que es en el sur de la provincia donde, generalmente, se registran más incendios.

«A esta altura, y con la visibilidad que tenemos hoy, podemos avistar cualquier columna de humo que se encuentre a una distancia de 20 kilómetros e incluso más lejos dependiendo del momento del día», explica el capitán Marcos Sánchez, responsable de la expedición y con más de diez años de experiencia.

Perspectiva inmejorable

Y es cierto que pocas cosas se escapan a estos ojos que se mueven con unas piernas mucho más rápidas que las de Usain Bolt. No han pasado diez minutos desde el despegue y la nave ya sobrevuela el hipódromo de Antela, en el que está a punto de desplegarse el escuadrón de caballería de la Guardia Civil, en su último día de patrulla por la provincia. Otro refuerzo contra el fuego. Tras un «estacionario» y un breve saludo por radio aire-tierra, llega la hora del regreso. De momento no hay fuegos a la vista, pero no se confían. El capitán Sánchez sabe que los incendiarios actúan en las últimas horas del día y, de hecho, él y sus compañeros fueron de los primeros en avistar el incendio que, a las siete de la tarde del pasado martes, obligó a cortar la A-52 durante una hora en A Gudiña y que arrasó cerca de cincuenta hectáreas.

Ourense, segunda casa

De vuelta a la base ourensana, que el equipo considera su «segunda casa», algunas explicaciones sobre las ventajas de esta forma de trabajar. «Podemos cubrir mucho espacio en apenas unos minutos y la perspectiva es inmejorable», explica Sánchez.

Cada jornada laboral, en una temporada que cada año se alarga tanto como se prolongue la temporada de incendios, Cuco cubre unos 500 kilómetros. La nave dispone de tres horas de autonomía en las que puede sobrevolar todo el cielo gallego.

Esta vez no será necesario utilizar todo el combustible. Son las dos de la tarde y el helicóptero, en una perfecta maniobra de aterrizaje por parte del piloto, toma tierra en Santa Mariña. Fin del vuelo. Y prueba superada.