Guadalupe Murillo se decanta por la tumbona y la piscina frente a la playa
22 jul 2012 . Actualizado a las 07:00 h.«¿Cúando nos vamos para Chancelas?». Al terminar el curso escolar, a los padres de Guadalupe Murillo les encanta rodearse de hijos y nietos en su casa de Chancelas, frente a la isla de Tambo, en plena ría de Pontevedra.
«Mis padres son unos santos. Venir ellos solos... como que no. Los niños aquí disfrutan muchísimo, mientras yo puedo seguir trabajando con normalidad, estando incluso más cerca de la fábrica. En realidad ese es mi veraneo, volver a ser hija en la casa familiar. Me cuidan, me dan de comer, me lavan la ropa y hasta me riñen cuando llego tarde», bromea.
Empresaria, con cuatrocientos empleados a su cargo como directora general de Pescamar, colaboradora y asesora de las instituciones en asuntos deportivos del Pontevedra C. F. y del Teucro y, además, madre de tres hijos. Lupe Murillo no desconecta en verano. Estos días la hemos visto con Louzán, Lores y Mauricio Rodríguez en Pasarón recibiendo a los técnicos de la Federación Española de Fútbol de cara al partido que jugará aquí la selección. Y el 13 de agosto viajará a Chile por asuntos de la conservera que dirige. «Por cierto, allí ahora es invierno», comenta.
Le gusta trabajar, pero no es que sea una adicta, es más bien una cuestión de responsabilidad y de hiperactividad. «Cuando estoy un rato sin hacer nada, tomando el sol, pienso que estoy perdiendo el tiempo, empiezo a recordar los papeles que tengo encima de la mesa del despacho, en el montón de cosas que tengo por hacer, y me tengo que ir».
Desde que era una adolescente no baja nunca a la playa, «como mucho, a las rocas con los niños». Es más de tumbona y de piscina, «pero no aguanto mucho tiempo», insiste.
Aunque es buena nadadora, tampoco suele bañarse en el mar. Para ella el agua siempre está muy fría. «Yo creo que eso es por el gen extremeño de mis padres», dice. Y es más, reconoce que es «excesivamente pudorosa» a la hora de ponerse en bikini o en bañador hasta el punto de que, fuera de su entorno familiar, poca gente la ha visto lucir la espléndida figura que tiene. «No sé... no me gusta exhibirme».
Eso sí, le encanta el sol y se pone morena muy fácilmente. «Soy gitana de piel», explica. Y pasa de cremas. «¿Protección?, ¡qué va!, directamente me quemo».
Lupe Murillo es una gran aficionada al deporte, aunque no tanto a los náuticos. «Practiqué windsurf hace tiempo, mis hijos van a clases de vela a Combarro y a mi marido le gusta navegar, pero yo salgo en barco lo justo».
Para poder desconectar de verdad, tiene de salir de Pontevedra y en septiembre siempre suele hacer un viajecito de una semana con su familia a un lugar de playa, donde fuera del hotel no haya mucho que ver. «Entonces sí que que soy feliz sin hacer nada, me tumbo tan a gusto en la hamaca a descansar, a tomar el sol y a disfrutar de un buen libro». Sin embargo, este año la fecha de ese viaje está totalmente supeditada al partido de la selección española en Pasarón, que ni ella ni sus hijos se perderían por nada del mundo.
guadalupe murillo empresaria y ex concejala
mi playa
tiempo de verano