Como si trataran de salir de una pesadilla, los habitantes de Port Said defendieron ayer su carácter pacífico y acusaron a los policías y matones de la trágica muerte de más de 70 personas en el estadio. Los vecinos de esta ciudad mediterránea apenas podían explicarse cómo un partido entre su equipo, el Masry, y uno de los grandes de la liga, el Ahly, acabó el miércoles en tragedia.
El joven Mohamed Zakari todavía guardaba entre las manos la entrada de ese fatídico partido. «La policía sabía lo que iba a pasar. Entré en el estadio sin que me cachearan y abrieron las puertas para que pasaran los baltaguiya», recordó, en alusión a los matones de Mubarak. Rodeado de una turba de personas que gritaba contra el descontrol de las autoridades, Zakari relató cómo intentó socorrer a los heridos mientras esquivaba el lanzamiento de piedras.
Decenas de seguidores de los dos equipos enfrentados el miércoles se unieron ayer en una marcha junto al estadio y corearon lemas como «¿Dónde está la policía?» o «Lo importante no es el fútbol, es que somos hermanos». Los hinchas llegaron a las puertas del estadio, que permanecía cerrado al público, mientras en su interior un grupo de la Fiscalía investigaba los sucesos en busca de una respuesta coherente.
Un responsable del club, Mohamed Fein, apuntó a la violencia de simpatizantes del Masry que corrieron a agredir a los rivales, así como a la pasividad de las fuerzas de seguridad. «Nos habíamos reunido previamente con los ultras para pedirles que se comportaran, pero algunos matones los empujaron a hacer lo contrario», aseguró Fein, que reconoció que eran conscientes del peligro que suponía el partido por la tensión que habían alimentado los radicales de ambos equipos en las redes sociales. En ese mismo sentido se manifestó el director del estadio, Mohamed Yunis, que agregó que los policías se limitaron a mirar y no intervinieron por miedo a convertirse en blanco de agresiones.
Otro aficionado, Sayid, cree que la policía es la culpable de estas prácticas, ya que «se ha pasado de detener a los ultras a dejarlos actuar en libertad» desde la revolución.
Los hinchas de
los dos equipos enfrentados se unieron ayer
en una marcha