«Tivemos sorte, se nos colle do outro lado podiamos estar mortos»

La Voz

FIRMAS

08 ene 2012 . Actualizado a las 07:00 h.

Gabriel, un joven de 21 años, acabó con su vida el día de primero de año en el faro de Corrubedo. Su coche chocó contra el edificio. Cuando lo hizo, en el lugar había algunos testigos. Uno de ellos cuenta la impactante experiencia que sufrieron él, su madre y su hija, que estaban viendo las olas detrás del faro.

Indica que él y sus familiares se arrimaron al faro para taparse del viento. Dicen que tuvieron suerte de que el aire viniese del mar, porque si llega a soplar de la tierra se podrían justo donde impactó el vehículo. Cuando estaban en este lugar sintieron un coche a gran velocidad. Miraron hacia él y se preguntaron que a dónde iría, ya que la carretera acaba ahí. De repente escucharon «un ruido tremendo». El hombre se acercó para mirar qué había sucedido. Vio que el vehículo de Gabriel echaba humo y decidió llamar a emergencias. Le dijeron si podía mirar si había ocupantes en el coche. Y así lo hizo: «Díxenlles que estaba moi mal, porque o vía moi pálido e non apreciaba síntomas vitais». Dice que los primeros en llegar fueron los miembros del Grumir y que tanto ellos como los bomberos estuvieron excarcelando al joven. Después de una hora en la zona este testigo pudo irse.

Por la tarde le llamó Tráfico y le preguntó si, como tiene un taller de coches, podría precisar la velocidad del turismo siniestrado. «Díxenlles que non ía a menos de cen por hora, porque o motor facía ruído de moita velocidade». También les explicó que el joven no hizo ademán alguno de frenar. Ya más tranquilo, este hombre sacaba esta conclusión: «Tivemos sorte, se nos colle do outro lado podiamos estar mortos».