El cómo

José Varela FAÍSCAS

NARÓN

22 jul 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Es tan viejo y sabido que sonroja formularlo: una de las más eficaces maneras de desbaratar un proyecto, sea este de la naturaleza que sea, es proclamar que se comparte el objetivo pero se disiente en el modo previsto para alcanzarlo. No es la única, claro. Hay más formas taimadas y muy solventes: crear una comisión para el estudio del asunto es muy socorrido; cuestionar la oportunidad: mejor en otro momento; sacar del baúl de los recuerdos otros temas trascendentes para compararlos; argüir que el presupuesto estaría mejor empleado en erradicar el hambre en Burundi… En fin, hay variedad de triquiñuelas. Pero la de no objetar el fin sino sugerir otros medios -obviamente con algún cepo solapado- es la que ahora mismo goza de mayor predicamento. Solo basta hojear los periódicos locales estas semanas para advertir que las oposiciones a la supresión del aparcamiento de la plaza de Armas -los nativos de Ferrol designamos así a la que está ante el Ayuntamiento- y a la creación de una senda peatonal y ciclista en O Val, en el municipio de Narón, tienen claras concomitancias. No les oiremos decir a quienes no quieren ni una cosa ni la otra que rechazan las mejoras. No. Resulta que, por lo visto, el quid de la cuestión radica en el cómo se quieren llevar a cabo. Prescindiendo de la risible, por ridícula e interesada, labor de los activistas de ambas cruzadas contra los concellos de Narón y Ferrol, lo cierto es que estos conflictos ponen de relieve lo laborioso, cansino y tedioso que es dar un paso, por pequeño que sea, hacia una sociedad mejor. Pero así somos: todo está muy bien, pero a miña leiriña, dicho sea en sentido figurado o no, que non ma toquen.