Carpintería de ribera

José Picado DE GUARISNAIS

FERROL CIUDAD

16 jul 2017 . Actualizado a las 20:29 h.

El pasado miércoles, 12 de julio, fue un gran día para Galicia. El Boletín Oficial del Estado publicaba la resolución por la que se inicia procedimiento para declarar bien de interés cultural del patrimonio inmaterial las técnicas constructivas de la carpintería de ribera. A lo largo de catorce páginas, la resolución fija los plazos para finalizar el expediente, establece la necesidad de realizar un censo de embarcaciones tradicionales, el correspondiente inventario de las carpinterías existentes, las asociaciones culturales involucradas en la promoción de este patrimonio, y las correspondientes tutelas legales y procedimentales para que la declaración BIC llegue a buen término. El texto legal justifica la propuesta porque la carpintería de ribera «es un conjunto de conocimientos y técnicas atesoradas por generaciones que produjeron barcos y botes útiles para la vida cotidiana de sus comunidades, con una variedad y una depuración técnica que son merecedoras de respeto, elogio, conservación y salvaguarda».

Embarcaciones como dornas, galeones, chalanas, gamelas, lanchas, racús, traíñas, botes, bucetas, tarrafas, trincados o incluso alguno propio de las rías de Ferrol hacia el norte, como los casos del bote de la Marina, el falucho de Mugardos, barlotes de la Mariña lucense y el bote de Ribadeo. Déjenme mencionar, en este punto, que entre la abundante bibliografía, planos, dibujos y fotografías que documentan toda esta cultura tradicional, merece ser destacado, por lo que nos toca de cerca, el trabajo de los profesores Bernardo Máiz y Enrique Freire, As Embarcacións tradicionais. Do arco Ártabro a Ribadeo, una documentada investigación publicada en 2009 sobre las carpinterías y tipologías de embarcaciones recogidas desde Lorbé, en la ría de Sada, hasta Figueiras, en la ría de Ribadeo.

Ferrol, ya lo sabemos, es la cuna de las fragatas y de la construcción naval. En su ría se asentaron, además del Real Astillero de Esteiro, muchas carpinterías de ribera industriales y artesanales. De entre estas últimas se pueden citar las de Jerónimo Vila en Mugardos; Jacobo Aguilar, Alejandro García y Manolo de Perbes, todos ellos en Maniños; Ramón de Roque en Perlío (donde después se instaló Astano); Salvador Rodríguez en Neda; o Juan Vizoso en la desembocadura del río Belelle. Son solo algunos de los muchos maestros que botaron cientos de embarcaciones después de labrar en los carballos las cuadernas, codastes, quillas, regalas, forros, y hasta los remos y palos de aparejar las velas.

Ahora no hay ninguno. Tal vez el reconocimiento como patrimonio cultural anime a administraciones y particulares a recuperar aquello que a Álvaro Cunqueiro le parecía el oficio más bello del mundo.