La hostelería de Ortegal y Ferrolterra busca personal: «Los trabajadores tienen la sartén por el mango»

ANA F. CUBA ORTIGUEIRA / LA VOZ

FERROL

José Manuel Fernández, al frente del restaurante Vilavella, en Cedeira, abierto durante todo el año
José Manuel Fernández, al frente del restaurante Vilavella, en Cedeira, abierto durante todo el año JOSE PARDO

Hay locales que limitan servicios y aforos por falta de mano de obra en cocina y sala, y otros seguirán el mismo camino si no encuentran profesionales

30 jun 2023 . Actualizado a las 18:14 h.

En las redes sociales y en los propios locales empiezan a asomarse los anuncios de búsqueda de personal. La hostelería de Ferrolterra y Ortegal ya ha emprendido la cada vez más tediosa tarea de encontrar camareros, cocineros o ayudantes de cocina, pensando en la Semana Santa, a comienzos del mes de abril, y en la campaña de verano. «Va a haber problemas, porque el trabajo va a más y no hay gente», vaticina José Manuel Fernández, al frente del restaurante Vilavella, en Cedeira. Este hostelero juega con ventaja porque su establecimiento abre todo el año. «Llevo una temporada con un equipo maravilloso, la mayoría indefinidos, es gente que trabaja muy bien. Toco madera para que no me fallen los del verano», señala.

Contar con una plantilla estable supone una garantía, aunque se necesiten refuerzos en julio y agosto. «Somos seis todo el año. En verano añadimos gente, pero nos vale sin experiencia porque entre todos les enseñamos», apunta Lorena Martínez, encargada del restaurante La Marina, de O Barqueiro (Mañón), que arrendó hace algo más de dos años. Tiene un puesto por cubrir. Igual que Casa La Madriña, en Taraza (Meirás, Valdoviño). «Me hace falta una persona para los meses de julio y agosto. En invierno mantengo a dos empleados para los fines de semana y los festivos», comenta María José Vilar, propietaria del negocio.

Un buen servicio

Vilar sostiene que el sector está denostado y admite que «puede haber algún explotador», pero insiste en que hoy, «el trabajador tiene la sartén por el mango», porque la legislación le ampara y porque la demanda laboral excede con creces la oferta. «Á xente tes que pagarlle e tes que darlle días libres, e iso téñeno que pagar os clientes. Non por ter menos prezo vas ter máis vendas, para ter clientes tes que dar un bo servizo», sentencia Jesús Manuel Pigueiras, de A Cabana do Fos, en Morouzos (Ortigueira).

En temporada baja, este restaurante funciona de jueves a domingo —«permítenos darlle unha continuidade ao persoal»— y once días seguidos en Semana Santa. Durante el Festival Celta contrata extras, «para os días centrais, porque está aberto as 24 horas». Son profesionales de Vegadeo, Ourense o Santiago, que le permiten salvar su particular top 4, jornadas intensivas dentro de un verano «que cada vez comeza antes e remata máis tarde». La afluencia de visitantes no para de crecer y supone un desafío en tiempos de escasez de mano de obra, ni cualificada ni lega.

«Es la misma historia todos los años, el verano pasado hubo noches que estaba yo sola para servir y al final tuvimos ayuda de gente que venía de vacaciones, unos días durante unas horas», explica María José Armada, una de las responsables de A Muller Mariña, en Porto de Bares (Mañón). A partir de ahora necesitan un camarero para los fines de semana, y cara al verano, más refuerzos para la sala. «Para cocina sabemos de algunos, pero sin saber con cuánto personal vas a contar para el comedor y la terraza no puedes contratar gente para la cocina», argumenta.

Armada no ve una solución, al menos a corto plazo: «No es solo aquí, en Viveiro pasa lo mismo... es como si la hostelería estuviese mal mirada». Tampoco parece sencillo recurrir a gente de fuera, en parte por los problemas de alojamiento: «Es una opción... si vinieran tendríamos que mirar de alquilar una casa para ellos, porque si no en verano aquí es imposible, porque no hay viviendas libres y por los precios».

Echar mano de la familia

A pocos metros de A Muller Mariña está el restaurante La Marina, cerrado hasta Semana Santa. «Necesito personal para cocina [cocinero y ayudante] y sala», indica Beatriz Mariña, al frente de este establecimiento familiar con más de un siglo de historia. El verano de 2022 lo sobrellevó a duras penas, tirando de una de sus sobrinas, cargando horas a su espalda «y la mitad de los días, sin dar cenas». A mayores de haber retirado mesas del comedor y de mantener cerrada la terraza, por no poder atenderla.

En La Goleta, en O Barqueiro, también redujeron el aforo y suprimieron las cenas presenciales el verano pasado. Por la tarde-noche solo servían comida para llevar. En invierno tampoco tienen operativo el comedor y preparan platos para recoger, los fines de semana, a mediodía y por la noche. «En Semana Santa abriremos, cuento con una persona para cocina, aparte de Maribel, que lleva conmigo 28 años, y yo, y dos o tres para el comedor», apunta Ana Domínguez, que comanda los fogones desde que se inauguró, hace ya tres décadas.

La situación se complica en la zona costera cara a la Semana Santa y al verano, pero los hosteleros de entornos urbanos, menos condicionados por la estacionalidad, tampoco lo tienen fácil para conseguir profesionales. José López, de Hostelería López y Dopico, con dos locales en Narón, el Café do Alto y el 17 de San Andrés, busca al menos un camarero. «Currículos te llegan, pero de gente que no sabe trabajar, y no puedes pagarle a alguien como profesional si no lo es», recalca. Si no logra contratar a nadie con experiencia, reducirá horarios: «Antes me quedaba sin una persona y me subía la tensión, ahora lo tomo de otra manera».