Suspense

Manuel Couce TRES APUNTES

FERROL

06 ago 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Desde hace años el Partido Popular depositó su confianza en Rey Varela, y él respondió siempre con amor y cortesía a toda su gente. Fue concejal, alcalde, diputado, y con muy buenos resultados electorales, por eso suscita interés entre los ferrolanos. A su entorno han medrado compañeros /as, que apoyó con su serena y valiosa opinión, y siempre tuvo el respaldo de Feijoo, que lo llevó de conselleiro en el Gobierno de la Xunta, hasta que RV se aburrió y volvió al Ayuntamiento por donde anda a diario haciendo un Ferrol mejor, y también para alimentarse de ideología y preparar las próximas elecciones municipales para seguir dando luz en la oscuridad en que está envuelta la política ferrolana desde hace años. Y un secreto que me han susurrado al oído: Una mujer militante del Partido Popular esta deshojando la margarita de presentarse a las próximas municipales.

Desde el día en que el consello de la Xunta de Galicia, presidido por González Laxe, acordó crear la Universidad de A Coruña con campus en Ferrol, los beneficios en la ciudad departamental se hicieron notar, y el presente está dando la razón a quienes tomaron tan importante decisión. Hoy el campus industrial de Esteiro cuenta con más de dos mil alumnos, y la plantilla de docentes sigue creciendo por tercer año consecutivo. Un solo pero: la Residencia de Estudiantes está esperando a la firma del convenio Ayuntamiento-Defensa. La vicerrectora María Jesús Movilla está que trina por esta demora y la Asociación de Amigos de la Universidad lleva años juntando botellas de cava para cubrir el cielo de tapones el día de la inauguración de la Residencia.

En Ferrol el urbanismo tiene tres zonas muy diferenciadas: el barrio de A Magdalena, con su patrimonio histórico, el Ensanche A, por su laberíntico trazado, se construyeron primero los edificios y luego las calles, y las llamadas Casas Baratas, que en sus intentos de venderlas, el Ayuntamiento no encontró comprador, se las ofreció a la Diputación y a la Xunta, le salió el tiro por la culata y la operación ya quedó desactivada. Por lo visto, al barrio del Pilar no tiene quien lo quiera y para cambiar ese destino, —opinión de mi cosecha— debería el Ayuntamiento, intentarlo con sus vecinos y seducirles ofreciéndoles sus viviendas a precio de coste, años cuarenta. Es posible que hubiera saturación social en la compra de las mismas. ¡Autoridades, que no se paralice el ánimo!