La Universidad jubila a «calimocho»

beatriz antón FERROL / LA VOZ

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Los profesores con Javier Cuadrado,  MIguel ÁNgel Naya y Emilio Sanjurjo (este último, al volante), con el K-LIM-08, el prototipo de vehículo que acaba de dejar en desuso el Laboratorio de Ingenieria Mecánica (LIM)
Los profesores con Javier Cuadrado, MIguel ÁNgel Naya y Emilio Sanjurjo (este último, al volante), con el K-LIM-08, el prototipo de vehículo que acaba de dejar en desuso el Laboratorio de Ingenieria Mecánica (LIM) CESAR TOIMIL

Tras 24 años de contribución a la ciencia, el prototipo de automóvil K-LIM-08 abandona el Laboratorio de Ingeniería Mecánica para exhibirse como una «pieza de museo»

15 jun 2021 . Actualizado a las 11:51 h.

-«Pero... ¿Cómo dices que se llama el coche? ¿Calimocho?».

-«Sí, suena como la bebida, pero se escribe diferente: K-LIM-08. Lo de LIM es por las siglas del Laboratorio de Ingeniería Mecánica. Alguien lo bautizó así hace años y ya le quedó el nombre».

Frente al bólido más famoso del campus, en el sótano del edificio de Talleres Tecnológicos, el profesor e investigador Emilio Sanjurjo explica los orígenes de su apodo. Al prototipo de automóvil que durante 24 años utilizaron investigadores y alumnos de la Escola Politécnica de Esteiro para hacer todo tipo de ensayos le ha llegado la hora de jubilarse, y por eso, el K-LIM-08 ya no ocupa el espacio que tenía reservado en el Laboratorio de Ingeniería Mecánica (LIM), sino que ahora se exhibe como «una pieza de museo» a sus puertas, en un pequeño vestíbulo.

«Su motor está muy viejo y para los nuevos proyectos de investigación en los que estamos trabajando ya no lo necesitamos. Además, en el laboratorio nos hacía falta espacio para un nuevo equipo, un banco de ensayos de motores eléctricos de coches, y por eso decidimos retirarlo», comenta el coordinador del LIM, Javier Cuadrado, sobre las razones que han llevado a dejar sin uso el K-LIM-08.

El prototipo se empezó a fabricar en el año 1996, y con el paso del tiempo, fue modificándose e incorporando nuevas piezas para adaptarse a las exigencias de diferentes investigaciones. «Decimos construir este protopito para comprobar si las simulaciones que hacíamos en el laboratorio eran fiables y casi toda su fabricación corrió a cargo de los alumnos», explica Cuadrado.

Además de haber servido como herramienta para llevar a cano numerosos proyectos de investigación con financiación nacional, este bólido tipo «buggy» también contribuyó a que varias tesis doctorales viesen la luz, entre ellas la del propio Emilio Sanjurjo, y también la de Miguel Ángel Naya, director del departamento de Ingeniería Naval e Industrial y miembro del LIM.

Este profesor destaca que la contribucion de K-LIM-08 a la ciencia ha sido «enorme». «Este prototipo de vehículo nos ha servido para comprobar que las simulaciones que hacemos en el laboratorio son precisas y también nos ha permitido desarrollar controladores de conducción y sensores virtuales», dice Naya.

Entre otras particularidades, Cuadrado, Naya y Sanjurjo resaltan que el K-LIM-08 es un coche con cambio automático, que puede ser manejado por un conductor real o gobernado de forma automática a través del ordenador de abordo, y en el que la ausencia de carrocería hace que todas sus entrañas estén a la vista. «Lo hicimos así a propósito, para poder acceder sin problema a todas las piezas y obtener fácilmente la información que necesitábamos para nuestras investigaciones», explica Cuadrado.

En cuanto a la procedencia de las piezas, Cuadrado recuerda que el chasis fue fabricado «ad hoc» por Intaf, mientras que el resto se consiguió en talleres dedesguace. «La cremallera de dirección procede de un Renault Exprés; el motor, de un Talbot; y algunas piezas de la suspensión, de un Seat 127», precisa Sanjurjo.

El K-LIM-08 pasó la mayor parte de su vida en el campus: su primera morada estuvo en el sótano de la Escuela Politécnica Superior, y en el año 2008, el prototipo se mudó al Laboratorio de Ingeniería Mecánica, en el edificio de Talleres Tecnológicos. En más de una ocasión, los investigadores lo sacaron de allí para probarlo por las calles del campus. Y hasta hubo una vez que el K-LIM-08 hizo sonar su motor en A Malata, hasta donde se llevó «para la toma de datos para el desarrollo de sensores virtuales», recuerda Sanjurjo.

Ahora, tras más de dos décadas de servicio a la ciencia, el automóvil duerme el sueño de los justos en el sótano de Talleres. Pero ni Cuadrado, ni Naya, ni Sanjurjo se olvidan de él. « Con todo lo que nos ayudó, sería una pena llevarlo al desguace».