Soledades

Miguel Salas Díaz CRÓNICAS FORENSES

FERROL

11 dic 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

Se acerca el solsticio de invierno. Son innumerables las culturas que han señalado esta fecha como una de las más importantes del calendario. Durante unas horas el sol parecerá detenerse en el cielo -eso significa solsticio en latín, sol quieto- y a su puesta seguirá la noche más larga del año. Comienza entonces el periodo anual de mayor oscuridad. Tendremos, durante este tiempo, que saber encontrar la luz en las tinieblas.

Los primitivos cristianos demostraron su sabiduría al situar el nacimiento de Cristo cerca de tal solsticio -ningún evangelio menciona fecha y no es hasta el año 300 que empieza a celebrarse el 25 de diciembre-.

Tampoco es casual que su resurrección coincida más o menos con el equinoccio de primavera, que marca el regreso paulatino de la luz hasta su apoteosis en el solsticio de verano, ni que en ambos solsticios se celebren los dos san Juanes, el invernal evangelista y el veraniego bautista.

La única ideología que ha arrebatado el profundo y antiquísimo significado a estas fechas ha sido este neoliberalismo monetario, blandurrio y amoral, donde no hay más rito válido que el de la transacción bancaria. Celebren lo que celebren ustedes en estos días -la Navidad, las brumales báquicas, las mitraicas saturnalias- háganlo plenamente conscientes de su importantísimo contenido espiritual, con el corazón en alto. Luchen contra los que quieren robarnos su significado: no dediquen estas fiestas al ídolo del dinero.