«El movimiento obrero no sería lo que fue sin los curas»

Francisco Varela FERROL / LA VOZ

FERROL

JOSÉ PARDO

Cal reconstruye el incidente entre el obispo Argaya y el capitán general en 1968 por la procesión del Corpus

14 oct 2012 . Actualizado a las 07:00 h.

Acaba de salir a la luz Los curas contra Franco, Ferrol 1950-1978, obra de Rosa Cal Martínez, ferrolana y profesora de Historia del Periodismo en la Complutense de Madrid. Un libro necesario para reconstruir los procelosos años del tardofranquismo en la ciudad cuando un grupo de curas «comprometidos, así quieren llamarse», resalta la autora, fue la segunda pata, junto con el Partido Comunista y Comisiones Obreras, en la lucha contra la dictadura en la ciudad natal del dictador. Fueron Gabriel Vázquez Seijas, Xosé Chao Rego, Vicente Couce, Martínez Aneiros, Cuco Ruiz de Cortázar y Ferreiro Currás. Escogió a este grupo para nuclear la historia porque fueron los represaliados con cárcel y multas. El volumen le costó años de trabajo a Rosa Cal y el resultado es un trabajo excelente por las fuentes que maneja y contenido.

-Usted recupera al obispo Argaya Goicoechea, como pieza clave, ¿fue tan importante?

-Sin él la cosa hubiese sido diferente. Fue quien mandó construir la Domus en 1963 que permitió los encuentros de los nuevos sacerdotes. Desdobló la diócesis para formar la concatedral de Ferrol. La iglesia pasó con él del Medievo a la Edad Contemporánea, trajo a muchos curas jóvenes. Fue todo un cambio.

-¿Quién fue el primer cura «comprometido»?

-Gabriel, o Grabiel como le llamaban en Canido. Tenía un carácter muy fuerte y fue el primero en luchar en favor de una mujer represaliada de la fábrica de toallas que había en Ferrol. Llegó a consiliario nacional de la JOC y la HOAC, que hay que recordarlo, fue la cuna del moderno movimiento obrero. Luego se sumaron los otros. Sin ellos el movimiento obrero de Ferrol no habría alcanzado lo que alcanzó porque protegieron las primeras organizaciones cediéndoles las iglesias para las reuniones, apoyando a los represaliados... Eran utópicos, generosos, entregaron su vida a la causa por la que luchaban.